Disidencias del Sexto Frente de las antiguas Farc y del Epl, conocidos como Pelusos, siembran zozobra en su lucha territorial en el norte del Cauca para acceder a las ganancias del narcotráfico, mientras comunidades indígenas y autoridades contienen los estragos de esta nueva guerra por la marihuana.

Municipios como Caloto, Toribío y Corinto quedaron cercados en un espacio de guerra, en el que los homicidios van en aumento y los pobladores se preguntan qué ocurrió tras la calma vivida luego de que las Farc firmaron el Acuerdo de Paz.

“Acá en esta zona del Norte usted encuentra gente del Valle, de Nariño, de Tolima, de Caquetá, de Meta, de Antioquia, entonces uno les pregunta qué están haciendo por acá y la respuesta es sencilla: que vienen a invertir. A pesar de que no dicen más, uno ya sabe que vienen a sembrar marihuana o incentivar a la comunidad para que lo haga”, comenta un líder de Caloto.

Por eso, y para tener control de las áreas, los grupos armados ejercen violencia, ejecutando homicidios de líderes comunitarios o de personas que consideran peligrosas para sus propósitos, pues quien domine los municipios tiene acceso a las ganancias de los cultivos de uso ilícito, así como de las rutas hacia el Valle del Cauca, Tolima, y Huila, en su tránsito hacia el exterior.

A raíz de la salida del Sexto Frente, facción de las Farc que operó al norte y oriente del Cauca, se reacomodaron organizaciones armadas que protagonizan la disputa por ese ‘boom marimbero’.

Estos son las disidencias de la antigua guerrilla de las Farc, al mando de alias Barbas y bautizadas ahora como ‘Columna Dagoberto Ramos’, y los Pelusos, que llegaron a mediados del 2017, desde Norte de Santander.

Para evitar que el fenómeno afecte la convivencia los gobernadores indígenas ejercen autoridad y luchan para que el narcotráfico no modifique sus costumbres.

Para el comandante de la Policía en el Cauca, coronel Fabio Rojas, el narcotráfico está generando una pugna entre organizaciones delictivas, las cuales pretenden copar veredas y corregimientos de estos municipios en su afán de obtener provecho económico, disparando la cifra de homicidios, como en el caso de Corinto, que hasta mediados de diciembre llevaba 52 asesinatos. 

Según el oficial, ‘Los Pelusos’ están delinquiendo en los municipios de Miranda y Corinto, mientras que las disidencias, en Jambaló, Toribío, Caloto, Silvia, Inzá. 

Los hechos violentos han terminado en homicidios como el del gobernador del Resguardo Huellas, Edwin Gregorio Dagua Ipia, y del líder campesino Gilberto Antonio Zuluaga, situaciones acaecidas a principios de diciembre en Caloto y Corinto, que aumentaron el miedo en la zona.