El caos que se genera con los estacionamientos a cielo abierto en el separador de la avenida Gran Colombia, cuidadores con palos que se apropian de estos espacios, la ocupación por horas de zonas de tránsito libre como las ciclorrutas del Malecón, y el daño a las zonas verdes podrían llegar a su fin con la propuesta del concejal Jaime Marthey para que la Alcaldía administre estas zonas y cobre por su uso, para mantener el sector.

Para el concejal, es urgente que se acabe la permisividad, no solo de esta sino de otras administraciones municipales que no han puesto orden en el malecón y cuya complacencia solo llevará al deterioro acelerado de este espacio, cuyo potencial turístico y ambiental aún puede ser recuperado.

“Deberían tener parqueaderos tipo valet parking, o que se empiece a estudiar la posibilidad de que esas zonas de bahías las administre el municipio, para que las ganancias sean utilizadas en el mantenimiento del malecón, con vigilancia privada, y mejoramiento de los jardines, las zonas verdes y otras inversiones que se hicieron en su momento”, dijo.

Aunque no descartó la posibilidad de que se pusiera en funcionamiento un modelo como el de Corpocero, entidad que preserva la avenida cero, enfatizó en que lo ideal es que el cuidado del malecón lo tenga el municipio, dado que el comercio que funciona en este sector tendría cómo cobrarles a sus usuarios por el servicio de parqueadero, con miras al beneficio común.

Marthey enfatizó en que la situación del malecón no se compara con la ocupación del espacio público por parte de vendedores informales que tienen una connotación especial y que requieren una reconversión, antes que ser expulsados. 

“Allá no están en condiciones de necesidad”, dijo. “Las personas que van a los negocios del malecón son pudientes y más aun los dueños de los negocios, que obtienen unas ganancias y no de personas que van a pie”.

Afirmó que se volvió costumbre, “no sé si auspiciados o no por los propietarios de los negocios”, ubicar lazos, cerrar las zonas verdes, e instalar desde letreros hasta barandas anunciando estos parqueaderos, mientras las autoridades siguen siendo pasivas, y de quienes afirmó, les falta organización y articulación entre sí.

“Soy partidario de que esos espacios se destinen nuevamente a zonas de parqueo, y que los dueños de los restaurantes paguen y le sellen el ticket a sus clientes”, expresó, pues si pagan el servicio de restaurante también lo pueden hacer con el parqueadero.

Eso sí, enfatizó en que cualquier decisión debe ser concertada con los propietarios de los locales, habitantes y transeúntes, con el fin de determinar horarios que no afecten ni la utilización del espacio ni la movilidad.

“Es espacio público y eso es lo primero que hay que garantizarle a la gente”, dijo. “Que le sirva a la ciudad para obtener unos ingresos, pero sin perjudicar a los cucuteños que quieran disfrutar el espacio público porque para eso es público, y si no, pues que lo hagamos respetar y que lo mantengamos, como debe ser”.

La subsecretaria de Seguridad Ciudadana, Sandra Roa, reconoció que allí se generó un problema que debe ser resuelto con pedagogía y operaciones constantes, que la administración ya tiene previstas.

Por su parte, Marthey insistió en que recuperar el malecón es posbile, “porque ahí está la materia prima para hacer un sitio agradable”, señaló. “No todo es un problema y hay que buscar en esas situaciones oportunidades para construir y generar ambientes”, dado que esta zona es uno de los valores más preciados de Cúcuta.