La Casa de Paso Divina Providencia, ubicada en La Parada, ha servido de alivio para mermar el hambre de los migrantes venezolanos que diariamente recibe este barrio. Los más vulnerables son los que hacen las filas diarias por el plato de comida. 

Frente a la situación de crisis que vive de Venezuela, la diócesis católica de Cúcuta, acudió hace un año a La Parada, en Villa del Rosario, para preparar alimentos y así ayudar. 

Empezaron con el tradicional mute, como primer plato que sirvieron a los venezolanos. Hoy sirven alrededor de 1.500 almuerzos diariamente, y desde hace un año han alcanzado a dar 337.400 platos de comida.

Hoy día se ofrece agua, café, pan en las mañanas.

Al mediodía, un tropel de voluntarios, entre ellos también venezolanos, se dedican a preparar las enormes ollas de alimentos.

Desde entonces, comenzó una experiencia de caridad, solidaridad y  apoyo con los inmigrantes y necesitados que cruzan la frontera en busca de mejores condiciones de vida.

Los mediodías, miles de familias venezolanas se congregan en torno al plato de comida. Allí, además, hacen jornadas de atención en salud integral para aquellos que tienen algún padecimiento.

De igual manera, como fruto de esta iniciativa se abrieron en 10 parroquias más de la periferia de la ciudad las llamadas ollas de caridad, para asistir con alimento a las familias más necesitadas de estas comunidades.

El sacerdote José David Cañas, quien coordina la ayuda, explica que la mano solidaria de servir al otro en tiempos difíciles no ha dejado de dar. Asegura que movimientos apostólicos, sacerdotes, religiosas, diáconos, seminaristas y agentes de pastoral de las parroquias católicas han participado en la búsqueda diaria de los alimentos.