No se le exige que conozca en detalle todo lo que ocurre en su pueblo; es obvio que no tiene ni oportunidad ni tiempo y quizás ni interés, porque sus funciones no van hasta allá, y menos si su pueblo es una ciudad como Cúcuta.

Pero que un alcalde admita de manera oficial no tener idea de que a nombre suyo les están metiendo la mano al bolsillo a los contribuyentes da para pensar lo que se quiera, incluso, de que todo se trata de una broma de sus opositores o de una mentira de quien dijo haberla recibido…

Pero todo parece indicar que en el caso de Cúcuta esa es la verdad: Rojas no tenía, hasta esta semana, que decenas de miles de facturas de cobro habían llegado a los hogares cucuteños cobrando la contribución de valorización para financiar un ambicioso y cuestionable plan de desarrollo que incluye, en su parte de las llamadas mega obras, una ciudad de hierro para atraer turistas.

Realmente es muy preocupante, si es que es cierta, no tanto la confesión en sí del alcalde, como todo lo que pueda estar ocurriendo en la administración municipal, respecto de la cual cada día hay más inquietudes e interrogantes.

El alcalde no puede ignorar lo que está ocurriendo con la principal operación financiera para su plan de desarrollo, por el cual fue elegido. Si se tratara de bicocas, podría permitirse el lujo de ignorar detalles, pero no en este caso, en el que aspira él a recibir 235 mil millones de pesos para la parte vial de su programa.

¿A qué se refirió, entonces, el 18 de diciembre pasado, cuando habló ante la Junta de Valorización y explicó que antes del 29 de diciembre se debían definir los montos que debe pagar cada sector de la ciudad, para iniciar en el próximo año con los cobros? Ese día dijo también que 106 mil predios deberían pagar en promedio entre 500 mil pesos, los sectores pobres, y 3,5 millones, los estratos altos, en plazos de 10 a 15 años.

¿Es esta, una muestra de desacostumbrada diligencia de sus funcionarios? Ojalá, y ojalá los demás burócratas los imitaran, para ver si algún día la ciudad amanece para siempre limpia de dueños privados del espacio público, por ejemplo.

Pero, si lo es, ¿cómo no le informan a su jefe, el alcalde, que comenzaban con los cobros, al menos para que estuviera preparado para enfrentar las protestas de la gente, hoy iracunda, de las cuales al parecer tampoco lo han enterado?

¿Qué más lo ocultarán a Rojas sus diligentes funcionarios de todo cuando hacen? Sería bueno que él se enterara, no sea que mañana le amarguen el desayuno con situaciones desagradables de las cuales él, como alcalde, es el responsable…

Es probable que el alcalde tampoco supiera inicialmente de los debates en el Concejo, en los cuales quedó claro que no todos los propietarios de inmuebles deben pagar la contribución por valorización, y que los cobros se pueden hacer solo si hay claridad meridiana sobre el estado de las obras.

Por fortuna, ya lo supo, y llegó a un acuerdo de última hora para suspender el cobro mientras se aclara ese aspecto. Solo falta que ahora quienes no sepan de la suspensión sean los funcionarios de Hacienda y sigan cobrando…