Perseverancia, trabajo duro y sacrificio. Son tres puntos que definen a la Academia de Taekwon-Do ITF Hwa Rang Do Cúcuta. Inspirados en la disciplina que caracteriza la cultura oriental, 12 deportistas  –hoy 26–, a punta de constancia han empezado a cosechar los frutos de una semilla que fue plantada hace dos años cuando en el edificio Panam, del centro de la ciudad, se instaló la academia que se dedica a formar personas en el arte marcial taekwondo.

Hwa Rang Do, con recursos propios y sin el apoyo (hasta el momento) de alguna entidad, logró inscribirse, viajar y participar con 10 de sus luchadores en la III Copa Pelícano, en Cali. Con uniformes hechos a mano, que portaban el ícono de la escuela dibujado por ellos en el espaldar de sus camisetas, se enfrentaron a cuatro departamentos y regresaron a Cúcuta con 17 medallas, con el título de la delegación más premiada y con un trofeo al segundo mejor peleador del certamen. Ahora, los taekwondistas buscan su reconocimiento y el apoyo de los entes deportivos del municipio y el departamento para seguir compitiendo y traer más triunfos para la Norte de Santander.

Trabajo duro desde el inicio

Juan Pablo Dávila, que entrena Taekwondo hace 13 años y tiene un grado de cinturón negro primer dan, es quien entrena a los 26 practicantes de la academia, y quien empezó con el proyecto. Dávila cuenta que siempre ha sido difícil. Primero entrenaron en el Parque de los Niños (centro), y por dificultades con el espacio decidió, junto a sus ayudantes, trasladar la escuela hasta el edificio Panam, en la avenida 4 con calle 13.

“Empezar es difícil, más cuando no se tienen implementos y por el alquiler hay que sacar un millón cien mil pesos al mes. Ahora prácticamente la escuela se mantiene, pero es duro cuando llega el mes y hay que sacar 800 o 900 mil pesos del bolsillo para el arriendo”, explicó el entrenador.

Aunque hoy, la escuela tiene algunos objetos como tulas, elementos de protección, guantes y zapatones “que han salido del esfuerzo de todos”, es mucho lo que hace falta para tener entrenamientos óptimos.

Consecución de los recursos

Después de dos años de haberse instalado en el edificio, como pueden siguen entrenando y participando en las competencias que sus recursos permiten. Rifas, ventas en la calle y ahorros, son solo algunos de los medios que usan los deportistas para asistir a sus competencias. Aun así, están seguros que para el futuro, si no consiguen el apoyo que buscan, seguirán viajando y entrenando bajo los mismos métodos.  

Wendy Carolina Soler, también entrenadora, aseguró que “las cosas van por buen camino y el apoyo va a llegar. Sabemos que las cosas tienen su tiempo, y lo que queremos es estar afiliados, hay que esperar. Pero con o sin apoyo seguimos compitiendo”, aseguró.

Formar personas integrales

Según el entrenador, la academia está enfocada a formar personas “útiles para la sociedad. Personas integrales que puedan dar lo mejor dentro de un combate y que en la calle puedan ser las mejores personas, que tengan valores”, contó Dávila, al resumir que la disciplina es el eje principal de Hwa Rang Do.

El mensaje que quiere dejar a sus alumnos es que en el Taekwondo como en otros aspectos de la vida “las cosas no pasan cuando ellos quieren, sino que todo tiene un tiempo de maduración. Tú no siembras hoy una semilla y mañana  tienes un árbol, igualmente pasa acá”, aseguró.

El logro más impotente

Para los integrantes de la escuela, más que las medallas y los títulos (aunque todo se complemente), lo realmente importante es dejar en alto el nombre de la ciudad y el departamento ante el país. Que a donde lleguen la gente sepa que la competencia tendrá un buen nivel y sobre todo que la imagen que se muestre sea de personas llenas de carácter, pero de humildad en igual proporción.

Orlando Beltrán, que tiene 13 años, y que en la Copa Pelícano consiguió dos medallas de oro, una de bronce y el trofeo al segundo mejor competidor, quiso dejar un mensaje para los niños y jóvenes: “Entrenen, lo mejor que hay en esta vida es hacer deporte. No solo estar en la casa y estar en los computadores, hay que salir a interactuar. Es algo que ayuda para todo en la vida”, dijo.

Reconocimiento Deportivo

Trabajar en el anonimato es algo a lo que ya están acostumbrados en Hwa Rang Do, pero la meta a corto plazo es ser reconocidos deportivamente.

Luego de la participación de la escuela en la Copa Pelícano, “el gobernador nos manifestó que podríamos recibir apoyo”, contó Juan Pablo Dávila, que tiene la fe en que a más tardar a finales de julio “tener el reconocimiento deportivo, estar afiliados al IMRD a Indenorte y Coldeportes, y alcanzar la personería jurídica por parte de la Gobernación”, explicó.

Dávila espera que la ayuda se vea reflejada o en una contribución para el arriendo de la sede o un incentivo en los pasajes para los deportistas que viajen a competir en el futuro.

En dirección a esa meta, por parte de la Gobernación ya se empezó el proceso para que se haga efectivo el reconocimiento, y la academia ya adelanta los trámites, inicialmente ante el IMRD, y luego lo hará en Indenorte.

“Ya todo está andando y el gobernador ha estado pendiente de nosotros después de la actuación en Cali. Esperamos que Dios mediante las cosas se den y podamos recibir el apoyo que la escuela necesita”, concluyó Dávila.