Una muerte, cuando sucede de forma violenta, siempre genera especulaciones; y hasta ahora, eso es lo único que hay frente al acto que le quitó la vida a Jonathan Mauricio Álvarez Sanguino.

La primera hipótesis es la que supone la familia, que fue por robarlo. Sin embargo, aún para ellos esto resulta extraño. 

Aunque su cuerpo fue encontrado sin zapatos, el resto de pertenencias estaban con él y su celular estaba en la casa; por eso, para ellos, lo del robo no se entiende, porque, ¿qué le iban a robar?

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De acuerdo con uno de sus tres hermanos mayores, Álvarez salió de su casa en el barrio Loma de Bolívar,  al final de la tarde del sábado, para encontrarse con algunos de sus compañeros de trabajo, con quienes se dedicaba a la venta de repuestos en un negocio formal de la ciudad.

Varias horas después, casi a las 12 y 30 de la madrugada del domingo, un vecino llegó hasta la vivienda de este hombre de 32 años, para avisarle a sus familiares que algo había pasado. A unas cuadras de su casa, en la transversal 17 entre calles 2 y 3, estaba tirado el cuerpo de Álvarez, en la entrada de uno de esos callejones tan comunes en los barrios periféricos de Cúcuta.

Un disparo en la cabeza le había quitado la vida y no había abierto la posibilidad de llevarlo a un centro de salud.

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De acuerdo con las declaraciones del coronel Wilson Pedroza, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Cúcuta, es muy difícil que el hecho hubiese sido un robo y es muy probable que se tratara de una situación personal.

Al ser consultados por La Opinión, sobre si el asesinato pudo darse por una situación personal o sentimental, uno de los hermanos negó drásticamente esta posibilidad y aseguró que vivía con sus papás, no tenía hijos ni pareja y además, estaba asistiendo a una iglesia cristiana, por lo que no le gustaba tomar y mucho menos andar buscando problemas.