En marzo de 2017, el Banco de la República comenzó a sacar al mercado la nueva familia de billetes con la publicación del primer ejemplar de $100.000. 

Posteriormente, siguió con las diferentes denominaciones de $2.000; $5.000; $10.000; $20.000; y $50.000, entre junio y diciembre de 2016.

Luego de 15 meses de circulación, ¿sabe cuántos billetes de la nueva familia tienen los colombianos en los bolsillos?

De acuerdo con la información que detalló el Banco de la República, hasta mayo de 2017, los papeles de la nueva familia, que incluyen a Gabriel García Márquez, Débora Arango y Alfonso López Michelsen, entre otros, suman 314,1 millones de piezas. 

Esto representaría que hay más o menos 6,4 billetes por persona, si se tiene en cuenta que la población de Colombia está cercana a 49 millones de personas.

Jonathan Malagón, vicepresidente de Asobancaria, dijo que “este cambio es un proceso paulatino. Depende de múltiples factores como las decisiones del Banco de la República frente a la impresión y entrega al mercado de los nuevos billetes y, del otro lado, los cambios tecnológicos que hay que hacer, por ejemplo en los cajeros automáticos”. 

Los papeles que más distribución han tenido son los que tienen la denominación de $50.000. Las estadísticas a mayo indicaron que hay 90,5 millones en los bolsillos de los colombianos. 

Hay que recordar que la distribución de esta denominación comenzó el 19 de agosto de 2016, año en el que fueron comercializados 78,7 millones. Durante 2017, entre enero y mayo, se totalizaron 11,8 millones, según el reporte del Emisor.

El billete de $2.000 ha sido el segundo con mayor circulación, con un total de 87,3 millones de piezas que tienen las personas, los cuales están en el mercado desde el pasado 29 de noviembre de 2016.

Cerrando el top tres está el de $20.000 con 86,1 millones de unidades, desde, desde el 30 de junio del año pasado. 

Entre tanto, el de $100.000, a pesar de ser lanzado primero, apenas han circulado 4,8 millones de piezas. Algunos argumentan que el problema es el tamaño y el peso del billete, lo cual hace más complejo comercializarlo.