En los 10 años que lleva Neidy Quintero viviendo en la misma esquina de El Minuto de Dios, siempre ha visto las ruinas de lo que en algún momento fue el parque del barrio.

Aunque algunos vecinas llevan tres años más que ella viviendo en el lugar, tampoco tienen recuerdos sólidos de cómo era el parque en sus mejores épocas.

Unos trozos de madera podrida, donde los niños solían columpiarse, medio balancín, y las destartaladas escaleras de un tobogán, son el único indicio de que allí los niños de la comuna 8 iban a divertirse.

En la mitad de lo que fue el parque aún queda en pie un viejo quiosco. Aunque más de la mitad del techo se fue al piso, ocasionalmente los vecinos utilizan este espacio para reunirse, eso sí después de haber podado la maleza que todo lo inunda.

Numael Contreras es uno de los pocos voluntarios que periódicamente poda el rastrojo de lo que queda del parque. Dice que por eso tiene autoridad para ahuyentar a los viciosos que allí se hacen y para exigirle al municipio la reparación del escenario.

Contreras y un par de vecinos han defendido a toda costa el pedazo de tierra reservado para la recreación de sus niños. En dos oportunidades han intentado invadir el lote y gracias a sus  oportunas denuncias la Policía ha logrado frenar la invasión.

En el último intento de invasión, hace unos dos años, los invasores tumbaron parte de los muros y las mallas que encerraban el parque. Poco a poco la comunidad los remendó y los ha ido levantando de nuevo.

Aunque la comunidad ha oído que la Alcaldía ejecutará un proyecto para devolverles este espacio, con la construcción de unas canchas sintéticas, el Instituto Municipal para la Recreación y el Deporte aseguró que por ahora no hay un proyecto en curso.