Lo barato sale caro, y la carne de contrabando cobra en la salud del consumidor lo que le regala al bolsillo del comprador.

Bajo el pretexto de que la carne es más barata por su procedencia ilegal, pues no paga impuestos, se esconden los riesgos sanitarios a los que se exponen quienes prefieren ahorrar hasta 8 mil pesos por kilo.

La bacteria salmonela ha sido hallada en carne de contrabando decomisada.

Antes de que la carne barata llegue a la mesa de las familias, pasa por rastrojos y trochas que sirven de mataderos clandestinos.  De acuerdo con la Federación Nacional de Ganaderos, al año estarían ingresando de manera ilegal a Colombia 102 mil reses en carne en canal.

Los camiones y otros vehículos que transportan la gasolina de contrabando también se usan para llevar la carne por las trochas de El Zulia, Puerto Santander, Juan Frío, y La Parada hasta su destino final, en plazas de mercado y tiendas de Cúcuta y su área metropolitana.

Según José Trinidad Uribe, coordinador de Salud Ambiental de Cúcuta, no es posible garantizar que las reses de contrabando se hayan sacrificado en plantas autorizadas en Venezuela. 

Alertó que las bandas de contrabando sacrifican desde bovinos enfermos hasta caballos, y la manipulación de los bovinos sanos con las especies enfermas genera una contaminación cruzada que produce bacterias en las carnes e intoxicaciones alimentarias al consumidor, indicó.

El año pasado, el Instituto Departamental de Salud (IDS) hizo muestreos de carne de contrabando incautada por Policía Fiscal Aduanera (Polfa) y halló salmonela.

La salmonelosis es una infección gastrointestinal que afecta el intestino delgado y pone en riesgo la salud del consumidor. En  2016 hubo 46 casos de salmonelosis en el área metropolitana, y en lo ocurrido de este año ya van tres casos.

Para que estas cifras sean nulas, en las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) se establecieron las condiciones básicas de higiene en la fabricación de alimentos: requieren de localizaciones aisladas a focos de contaminación como acumulación de basuras y estancamientos de agua. 

Pero las trochas son los sitios preferidos para sacrificar y despostar el ganado, sin contar con los utensilios adecuados.

“En muchos casos el lavado de las carnes en mataderos clandestinos se hace con agua de caño”, aseguró Uribe. 

La travesía continúa, una vez se sacrifica y desposta el ganado: se almacena en bolsas plásticas para ser llevadas en baúles de los carros, los mismos que horas antes fueron atestados de pimpinas de gasolina.

Los tiempos de demora en que llega la carne al consumidor requieren de almacenamientos adecuados y controles de tiempo, temperatura y humedad. 

“Aunque  se cocinen los alimentos, no se libran completamente de las bacterias, y el consumidor pone en su boca las toxinas que se liberan por el ardor del fuego”, indicó.

Pero las diferentes modalidades de contrabando aumentan los riesgos sanitarios y exponen al consumidor al peligro.

Desde las pequeñas cantidades de carnes que son transportadas en motos, en transporte público y al hombro, o en maletas por los puentes fronterizos, hasta las toneladas de carnes que se incautan en las trochas, ninguna ha sido sometida a la reglamentaria cadena de frío.

 “El consumidor cree que la carne es barata porque es de contrabando, pero no sabe que es económica por el mal proceso de manipulación y el estado del alimento”, explicó Uribe.

La exposición al aire libre y a las altas temperaturas intensifica las bacterias que contaminan las carnes y las descomponen antes de ser vendidas.

Para ocultar la alteración del color, sabor, olor y ternura de la carne, los contrabandistas aplican en altas cantidades colorantes y saborizantes tóxicos para darle apariencia al producto.

Uribe explicó que los colorantes para teñir ropa son utilizados  para darle el rojo intenso que pierden las carnes por las altas temperaturas en las trochas.

Angélica Rojas | Practicante de periodismo