Asdrúbal Orozco tiene reconocimiento en algunos sectores del municipio por haberse encadenado frente a la alcaldía de Cúcuta para exigir el pago de salarios y prestaciones de los empleados de la Corporación Cambarí, encargados del mantenimiento del espacio público.

También fue protagonista de un video del año anterior, en el que el alcalde César Rojas le cuestionó por pagarle con una protesta el hecho de haber otorgado más de 3 mil empleos.

En la grabación le dijo que “el año entrante no iba a generar un solo empleo en la ciudad”, y que se dirigiera al Gobierno Nacional.

Después de eso, la víctima de los paramilitares que mataron a uno de sus hijos en su natal Medellín, volvió a ser objeto de amenazas que han subido de tono.

“En principio, fueron llamadas diciéndome que era un sapo, y después, intimidaciones personales, con gente en moto”, contó Orozco. “Lo último fue un sufragio, que llegó a mi casa y en el que decían lamentar mi muerte”.

De inmediato, se puso el denuncio ante la Fiscalía y la Unidad Nacional de Protección, de la cual espera respuesta para saber si deberá marcharse, o seguir buscando un empleo temporal para subsistir.

Hasta ahora, y con el inmenso temor de regresar a su casa, pasa las noches en distintos hogares, de amigos, conocidos y familiares.

En sus recorridos diurnos por la ciudad, a veces se encuentra con funcionarios públicos y gente que le pregunta que por qué buscarse tantos problemas, sabiendo quién domina la ciudad desde la cárcel.

Las últimas noches las ha pasado en una buseta que un amigo le presta para que se acomode en la parte trasera, ya que no quiere incomodar a nadie, mientras alguien le da garantías de vida.