Tras el despido del seleccionador inglés Sam Allardyce por caer en una trampa de un grupo de periodistas, ahora es el turno del capitán Wayne Rooney, fotografiado en estado ebrio durante una concentración del equipo nacional, lo que obligó ayer  a la federación a abrir una investigación.

“Iniciaremos una investigación sobre lo que realmente pasó. ¿Participaron miembros del cuerpo técnico o no?”, declaró el director de la Federación Inglesa (FA) Martin Glenn a Sky Sports este jueves.

“Es decepcionante. Creo que es apropiado que se haya excusado, porque esto no da una buena imagen del capitán de la selección inglesa. Pero no quiero dramatizar”, continuó Glenn.

Rooney jugó el pasado viernes el partido clasificatorio para Rusia-2018 en el que los Pross ganaron a Escocia por 3-0, pero acabó lesionado en la rodilla, lo que le impidió disputar un amistoso ante España el martes (0-0).

Entre medio de los dos partidos, el jugador acabó autoinvitándose a una boda que se celebró en el hotel de concentración de la selección y terminó ebrio, según las fotos y los testimonios publicados el miércoles por el diario sensacionalista The Sun.

“Naturalmente, Wayne lamenta que las fotografías que se hizo con aficionados hayan sido publicadas”, aseguró el miércoles un comunicado publicado en la prensa inglesa en nombre del futbolista.

El entrenador del Liverpool Jurgen Kloop se refirió a la polémica: “Esta generación es la más profesional que ha existido. Todas las leyendas que amamos bebían como diablos y fumaban como locos, pero seguían siendo excelentes jugadores. Nadie hace eso ahora”.

“Sé que estamos en el lado bonito de la vida, ganamos mucho dinero y hacemos el oficio que queremos, pero es muy sorprendente, también somos humanos”, continuó el preparador alemán en rueda de prensa.