A punta de balde y pala, Darío Beltrán y un grupo de vecinos de la Fortaleza, Nueva y Ilusión y el asentamiento Alfonso Gómez, tratan de sacar el agua que quedó estancada en pleno anillo vial desde hace dos semanas por los fuertes aguaceros que se han presentado.

Esta situación los obligó a cerrar hace un poco más de 15 días  el anillo vial para pedir a la Alcaldía  que les ayudara a resolver el húmedo problema, puesto que un caño vecino se desbordó e inundó varias viviendas.

Aunque en ese momento la Alcaldía hizo  presencia a través de la oficina municipal de Gestión del Riesgo de Desastres y se comprometió en ayudarlos con las aguas estancadas, las familias siguen viviendo en medios del agua y el barro.

“Los de Gestión del Riesgo vinieron con unas maquinarias para abrir una zanja en el caño que se inundó pero como el terreno era muy débil no pudieron hacer nada”, explicó Beltrán.

Ante esta situación los vecinos se unieron para sacar manualmente las aguas, que en su parte más profunda llega a los 3 metros.

“Los vecinos nos turnamos para trabajar acá. Empezamos a dar pala para abrir zanjas hacia los canaletes de aguas lluvias para que el agua llegue hasta un caño que está unos metros más arriba”, explicó Beltrán, quién tuvo que salir de su casa con su esposa y sus cinco hijos porque el agua cabo con sus pertenencias.

Pese a la dramática situación, la falta de unidad vecinal ha impedido que las labores se intensifiquen. El grupo de trabajo no supera 10 personas.

“Gestión del Riesgo no pudo ayudarnos con las máquinas pero debían volver con otra solución y no dejarnos solos en esto”, dijo Benjamín López, otros de los afectados.

Esta semana, la comunidad hizo una colecta para alquilar una motobomba y poder sacar más rápido el agua estancada, pues temen que con un nuevo aguacero la situación se empeore.

El viernes pasado perdieron el trabajo adelantado y volvieron a empezar desde cero pues las lluvias volvieron a colapsar el rústico canal de aguas residuales.