El Tribunal Superior de Barranquilla le ordenó al presidente de la República, Juan Manuel Santos, implementar un plan para salvaguardar la comunidad indígena Kankuama, la cual fue exterminada casi en su totalidad por las AUC, según documentó la Sala de Justicia y Paz de esa dependencia.

“Se exhortar al señor Presidente de la República, como máximo representante del Gobierno Nacional, para que a través del ministerio respectivo, se haga cumplir, en el menor termino posible, los acuerdos realizados en el Plan de Salvaguarda que presentara el cabildo gobernador de la comunidad Kankuama. Para el efecto se remitirá dicho plan con copia de esta sentencia al señor Presidente de la Republica”, señaló el Tribunal.

Igualmente, la Sala de Justicia y Paz le exigió al Gobierno documentar la cultura de esta comunidad indígena y rescatar “la diversidad étnica y cultural”, dado el daño que le produjo el Frente Mártires del Cesar de las Autodefensas Unidas de Colombia a la comunidad.

“Se exhorta al ministerio de Cultura en conjunto con el Centro de Memoria Histórica para que se realicen las actividades pertinentes para elaborar un documental orientado a dignificar el buen nombre de las víctimas de la comunidad Kankuama”, agrega el fallo en el que se condena a un integrante de esa fracción paramilitar.

¿Qué pasó con la comunidad?

Según lo documentado con el Tribunal de Barranquilla, el pueblo Kankuamo es una de las etnias que habita la región norte del país, la cual se caracteriza por convivir con otros tres pueblos que viven en la Sierra Nevada de Santa Marta: los Koguis, Wiwas y Arhuacos.

De acuerdo con el Tribunal, con las acciones de los grupos paramilitares se llegó al punto de que esta comunidad “fue exterminada casi en su totalidad”, y los indígenas que quedaron con vida fueron “desarraigados, perdiendo su identidad cultural y sus costumbres”.

“Este pueblo indígena con asiento en el municipio de Atánquez (Cesar) fue tal vez una de las comunidades más golpeadas y violentadas por el accionar paramilitar a tal punto de concluir hoy, con la expresión, que este pueblo indígena fue exterminado casi en su totalidad, y quienes quedaron fueron desarraigados, perdiendo su identidad cultural, sus costumbres por el desplazamiento a las ciudades donde les tocó aprender a sobrevivir con costumbres nuevas para ellos, siendo explotados y revictimizados”, señala la sentencia.