Las bolsas tienen aceite, arroz, azúcar y fríjoles. Estas ayudas son repartidas cada 21 días en los diferentes sectores.
Mercados subsidiados, la medicina para el pueblo

Tres kilos de arroz, uno de leche, otro de azúcar, un paquete de frijoles negros y un litro de aceite, llevaba la bolsa que el gobierno venezolano repartió a cada familia en una barriada de Caracas, y que entrega cada 21 días como antídoto a la escasez.
En el populoso barrio caraqueño 23 de Enero, donde yacen los restos del presidente Hugo Chávez, un puñado de vecinos del sector El Calvario hace una fila corta para retirar las bolsas de alimentos subsidiados, distribuidas por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).
Creados por el mandatario Nicolás Maduro en abril para llevar alimentos casa por casa a beneficiarios de programas sociales, los CLAP han desatado una polémica en el país.
“Son el gran instrumento de la revolución para vencer la guerra económica”, aseguró Maduro, al atribuir a los empresarios privados acaparamiento y especulación para provocar la crisis de alimentos. Por eso, afirma, ahora “todo el poder para los CLAP”.
Muchos venezolanos hacen horas de fila en los supermercados buscando productos regulados porque el sueldo no da, en un país con la inflación más alta del mundo (180% oficial en 2015), pues el salario mínimo más un bono alimentario suman 35.000 bolívares (63 dólares a la tasa oficial más alta de 550 por dólar, y 35 dólares a la del mercado negro).
Encargada de verificar en una lista la entrega para 254 familias, Herminia Rangel, jefa de la unidad de movilización del gobierno socialista en la zona, explica que se reparten dos tipos de bolsas: una más básica conocida como “Mercal”, de “productos fabricados por el gobierno”; y la “prepago”, para la que los CLAP recogen el dinero, compran y luego distribuyen.
La “bolsa Mercal” que se repartió en El Calvario costó 910 bolívares, altamente subsidiada. La última “bolsa prepago” que se vendió allí costó 3.700 bolívares.
“Aunque la bolsa no trae todo, me alivia mucho el presupuesto porque no tengo que comprar a bachaqueros (revendedores de productos subsidiados) y puedo programar el gasto”, dijo Mayerlin Monascal, madre de tres hijos. “Ahora busco carne y verduras en mercados populares”, añadió. Pero muchos se quejan de que el contenido de las bolsas no alcanza y que llega apenas a un pequeño sector de la población. Si se comprara a “bachaqueros”, la bolsa “Mercal” costaría 12.500 bolívares.
“Ayuda pero no alcanza para todo lo que uno necesita. Y a veces no llega. Yo voy a necesitar pañales, y la leche para bebés los bachaqueros la venden en 7.000”, lamentó Yosmary Ramos, de 19 años y con siete meses de embarazo.
Caracas | AFP
Ayúdanos a seguir haciendo periodismo de calidad
Contribuye aquíComentarios
+ NOTAS
Duque sostuvo encuentro con Lenín Moreno en la frontera
El mandatario sostuvo conversaciones con Lenín Moreno sobre diferentes temas.
Antes de morir, Ana Benilda Becerra salvó a sus vecinos
Un cortocircuito provocó la tragedia en el barrio La Castellana.
La avenida del Río será más deportiva y familiar
El centro de pensamiento del Área Metropolitana tiene unos 61 proyectos estructurados para Cúcuta.
COVID-19, en aumento en la región de Pamplona
Se conocen casos de gente de los municipios de la provincia y de Toledo que llegan a la región a hacerse la prueba de coronavirus.
La delegación regional que estará en la Vuelta al Táchira 2021
Tres equipos representarán a Norte en la edición 56 de esta clásica del continente.
La muerte sigue rondando por La Parada
Jonathan José Seijas llegó hace unos meses a La Parada a trabajar pasando gente y mercancía por las trochas.
Desde hoy, alcaldía empieza a expedir paz y salvo de predial
La Secretaría de Hacienda informó que en esta oportunidad el documento se entregará mucho más pronto que años anteriores.
Tercer toque de queda se cumplió dentro de lo presupuestado
En total fueron impuestos 843 órdenes de comparendo en la ciudad y el área metropolitana.
La pandemia obliga a postergar los retiros espirituales
“No existen condiciones para el encuentro", Jairo López, presbítero de la catedral de Santa Ana.