El sueño de una comunidad se convirtió en el sueño de Nelson Villamizar, un pensionado del Sena con un año trabajando para que Betania, Los Patios, tenga su capilla parroquial.

“Actualmente soy pensionado y dedico mi tiempo a ayudar al que lo necesite”, dijo Villamizar, cuya necesidad por ayudar, se remonta a hace mucho tiempo, pues dice que fue partícipe de la construcción del hogar Santa Rosa de Lima.

“Un día que estaba por Betania conocí a un grupo de señoras que me manifestaron esa necesidad del barrio”, relata. “Lo que más le conmueve de ellas es que han trabajado duramente, a pesar de la poca ayuda que han recibido del párroco de la parroquia a la que pertenecen”.

Una de las mujeres del grupo destaca que desde el año pasado, “cuando llegó Nelson, nos motivó muchísimo, porque la comunidad siempre ha estado sola”.

El interés del grupo de ocho mujeres es construir una capilla católica para el barrio. En ello llevan tres años. Sobre un lote ubicado en la avenida novena este, que dejó la constructora del barrio, la capilla comenzó como una especie de gruta.

En el primer año, con las actividades que se iban realizando, recogieron 10 millones de pesos.

“Se me ocurrió que estudiantes de construcción, electricidad y soldadura del Sena, donde trabajaba, podrían hacer sus prácticas en la construcción”, dice Villamizar. “Si las personas se dedicaran más a ayudar a los demás, se podría lograr la verdadera paz”

Se programaron bazares, y con el dinero recolectado se lea pudo financiar a los ayudantes en la construcción, la alimentación y el transporte diario.

Mientras, Villamizar iba de puerta en puerta por las empresas de la región, en busca de apoyo con materiales de construcción.

Me fui a buscar ayuda a empresas grandes, y una cementera aportó 100 sacos de cemento; Cerámica Italia prometió 284 metros de Tableta, y un distribuidor de materiales, las tejas.

“Un político nos prometió colaboración con las tejas si le cotizábamos detalladamente todo... Lo hicimos y destinamos el dinero para otras cosas de la capilla, pero el político nunca salió con nada”, dice.

El 5 de junio habrá un mercado de pulgas en el que se pretende que colabore toda la comunidad.

Fácilmente en su condición de pensionado, Villamizar podría estar descansando, pero “el don de servicio y de interpretar las necesidades de la gente y buscar la forma que esos clamores se hagan realidad” se lo impiden..

Además de colaborar en la obra de Betania, Villamizar ofrece ayuda a muchas personas.

Dice sentirse satisfecho con su vida, que la vive con alegría, según señala, pues es de los que va silbando por la calle. Cuando puede, toca algunos instrumentos, y escribe poesía y hace manualidades, aunque su familia diga que está loco.

Dijo que además de eso, ayudar con la capilla le ha hecho explorar su pasión por ser tallador y que en un sueño se dio cuenta  de que debía tallar una imagen de Jesús.

“Busqué un chamizo en forma de cruz que me encontré en Ceiba, donde vivo, y supe que tenía que tallarlo”, revela.

Además de ayudar al que lo necesita, permanentemente asesora a jóvenes que quieren entrar a estudiar en el Sena,  “los preparo para que presenten las pruebas y la pasan”. Como la mayoría sabe que trabajó allí y que cada fin de semana va a las invasiones y organizo eventos para recoger fondos”, dijo.

Esas ayudas son en Valles de Giron y La Fortaleza.

Villamizar quiere presentar un proyecto ante el consejo regional general del Sena para ver si los aprendices en etapa práctica puedan trabajar mancomunadamente con el gobierno para tener un conocimiento eficaz de cada tema.

“Que técnicos en secretariado trabajando en ventas, por ejemplo... Buscamos que el gobierno lo institucionalice y patrocine a los estudiantes desde la segunda etapa”, explica.”

Por ahora, dedica toda su energía a la capilla, que servirá de ejemplo para demostrar que se pudo vincular a alumnos en el Sena con una iniciativa de práctica, real, que terminó en una capilla para los católicos de su barrio.

Valentina Restrepo | Practicante de periodismo