Enamorado de la música y comprometido con las personas que tienen dificultades para aprender o para pagar unas clases, ‘El Profe’ enseña su arte gratis.
Con letras de paz, y habilidad para tocar distintos instrumentos, Pedro Villamizar, como en realidad se llama, trabaja la musicoterapia en sordos, invidentes, autistas, personas con síndrome de down o con dificultad para aprender, habitantes de la calle y niños pobres.
Su vida tomó rumbo cuando trabajó en el Instituto de Cultura de Bellas Artes. Allí conoció el grupo La comuna del ñero, que trabajaba con niños de la calle. Entonces, a ‘El profe’ le dio el arrebato de organizar un grupo musical con ellos.
“Hablé con el director y le propuse hacer un grupo musical…”, recuerda. “Los invité al Instituto, porque allá teníamos los instrumentos e inclusive yo tenía un grupo musical con 40 niños, que incluía sordos y autistas”, dice Villamizar.
Aunque se esforzó por sacar adelante el grupo y llevarlo a tocar y cantar a las comunas, los niños fueron creciendo y el grupo se acabó.
“Se acabó por ellos, no por mí, porque si por mí es, que no se acaben nunca mis grupos”, explica.
Luego, trabajó con el Instituto Nacional para Ciegos (Inci), donde organizó un grupo musical con el que grabó el recordado comercial de ‘La Fina, la margarina…’
‘El Profe’ ha recorrido Colombia y Venezuela gracias a su talento con piano, guitarra, cuatro y tiple, entre otros instrumentos.
Y le sobran razones para haberse dedicado a enseñarle a la gente en condición de discapacidad.
Para él, estos niños y jóvenes no tienen suficientes recursos, “y, aunque el Estado dice que hace, mentiras, no hace… Siempre, los niños pobres están marginados”.
También dice que los profesores no se le miden al trabajo que él hace y ponen muchas excusas.
“Dicen que es muy difícil trabajar con un niño o un muchacho de esos, que ellos no son capaces”, explica. “Y resulta que los que no somos capaces, somos nosotros…”
Con 45 años de experiencia en docencia y estudios en musicoterapia, ‘El Profe’ empieza a trabajar con sus estudiantes en la parte psicológica. afectada por el negativismo de decir “yo no soy capaz”.
Luego, pone su empeño para trabajar la capacidad rítmica y dar indicaciones de lo que se tiene que hacer con un instrumento básico como la pandereta, que sirve para iniciar el trabajo con un sordo.
Aunque no conoce muy bien el lenguaje de señas, ‘El Profe’ hace su mayor esfuerzo para comunicarse con sus alumnos y demostrar que aunque no pueden cantar, sí pueden ejecutar un instrumento.
“Yo, más o menos me comunico con ellos, es que entre dos sordos se entienden bien”, dice riendo.
‘El Profe’ ha dictado clases en institutos, universidades y colegios, pero “está llamado por la musicoterapia”. Se dedica a dar clases particulares de música para niños y personas de todo tipo, además de dirigir el grupo musical Vida y armonía, en la Fundación Mudarte.
Villamizar ayudó a crear esta fundación hace cinco años, porque junto a Martha Ramírez, la directora, vieron la necesidad de hacer algo en favor de las personas de escasos recursos que tenían ganas de estudiar música.
A pesar de las dificultades económicas que han atravesado en la fundación, ellos siguen trabajando “por amor al arte”.
‘Vida y armonía’
El trabajo con el grupo musical empezó hace 12 años, cuando una tarde, en un evento nacional, conoció a María Fernanda —una de las integrantes—, que entonces tenía seis años.
La escuchó cantar y habló con la tía —era la acompañante de la niña—,y les ofreció su ayuda.
“La tía de María Fernanda me dijo que ella no tocaba ningún instrumento… Entonces, le dije que no se preocupara, que yo le iba a enseñar y gratis. Iba hasta la casa de ella y así lo hice”, señala.
Luego le enseñó a tocar organeta, guitarra, violín y técnica vocal.
A pesar de que a la gente le gusta escucharlos, el pago no es suficiente para los siete integrantes: María Fernanda, Sofía, Karen, Gina, Diego y Jhon Ricardo y ‘El Profe’.
Ensayan todos los sábados, y si no tienen para el transporte, en Mudarte los ayudan.
Los muchachos agradecen a ‘El Profe’ las enseñanzas. “Nos ayudó a descubrir nuestras capacidades, a tocar los instrumentos, nos enseñó que la limitación no es problema para salir adelante y para luchar por lo que nos gusta: la música. Es importante para mí haberlo conocido”, dice María Fernanda.
No sólo han aprendido música. ‘El Profe’ busca que sonrían.
“También hemos aprendido de él que la vida no es para amarguras, que tenemos que reírnos a pesar de las dificultades”, añadió la joven.
Por esa razón, nunca tienen discusiones y el nombre del grupo hace alusión a ello.
Todos están de acuerdo en que necesitan donaciones de instrumentos para que todos puedan aprender en la fundación y el grupo haga mejor su trabajo.
Darlin Ramírez | Practicante de periodismo