La comedia es un arte que se enriquece con el ingenio del artista, pero también con la energía del público. Así evalúa esta profesión la antioqueña Pamela Ospina, una mujer que, con un guión mordaz, ha logrado hacer reír a los colombianos.

Aún hay quienes le piden contar un chiste porque desconocen cuál es la esencia del stand up, o lo que en español se traduce como ‘comedia en vivo’. “No somos cuenta chistes, somos seres parados en un escenario con un micrófono, que hilan historias, ya sean personales o de lo que ocurre alrededor, para conseguir que el público use su imaginación y tenga una reacción alegre: la risa”, explica la joven, quien también es locutora, presentadora y músico.

La mayoría del tiempo, su monólogo ataca a la autoestima masculina, no porque odie a los hombres, sino porque nutre su parlamento con las anécdotas de su grupo de amigas, reconociendo que de ahí saca buenas ideas, por ejemplo: “Hablo de que los hombres no se saben poner un condón y de cuánto se demoran en hacerlo, dejando la pregunta en el aire: ‘¿hace cuánto tiene usted ese pipí ahí?’”.

Pamela, quien estará junto a otros 17 humoristas en el stand up Colombia que lanzará el canal Comedy Central el 30 de abril, conversó sobre este oficio con La Opinión.  

¿En qué se basa su secreto para hacer reír?

Hay un mito que es que las mujeres no somos graciosas. No es difícil hacer reír en el sentido espontáneo, por ejemplo, con los amigos; pero ya tomarlo como una profesión, con un guión y unos tiempos, es obviamente algo complejo y estresante. Pero para mí ha sido algo natural.

¿De qué se nutre para su stand up?

De la vida diaria, de las situaciones extremas, las cosas que mueven pasiones. Puede ser algo que es tan personal, que al llevarlo a escena la gente lo entiende desde sus propias emociones.

¿Hubo prejuicios cuando decidió dedicarse a la comedia?

No. Mi papá dijo que yo nací para esto y le creo  (risas). Lo difícil es que hay personas que no entienden que yo no soy siempre descarada, vil y sexual como en mis monólogos. En mi vida también soy romántica y tierna.

¿A algunos les choca su forma de hacer reír?

Mi comedia en particular es un poco transgresora, digamos que hay personas a las que no les cala muy bien. Pero cuando la gente entiende que es una propuesta escénica, que uno está allí montado haciendo un show, ya bajan las armas y reconocen que uno no es un ‘hijoemadre’ todo el tiempo.

¿Qué hace reír a Pamela?

Me hace reír lo inesperado, cuando la gente sale con algo incoherente me parece muy gracioso o un niño pequeño diciendo un madrazo en su momento.

¿Se vive de la comedia?

Yo aún me considero una comediante emergente en ese sentido, hay otros que tienen más cancha. Yo estoy en ese proceso, por eso  lo alterno con la música y la radio, porque de solo comedia no podría vivir económicamente. 

‘A la mujer comediante aún se le discrimina’: Paula Arcila

Paula Arcila sabe que las mujeres no tienen fácil la batalla en los terrenos de la comedia en Latinoamérica, porque, desde su óptica, aún gran parte de la sociedad cree que el puesto de la mujer está en el hogar y no en un escenario robando carcajadas.

Sobretodo cuando la principal herramienta para hacer reír es compartir con el público su interpretación de la vida; lo que vive, siente y ocurre en su entorno, con un verbo franco, sin filtros retóricos, que puede resultar perturbador y hasta herir susceptibilidades. Aún así, ella ve alentador el panorama.

“Esta nueva generación está evolucionando, hay un cambio sutil en la percepción. Dentro de poco podremos ser como las norteamericanas o españolas, quienes le llevan el ritmo a los hombres en la comedia”, opina la antioqueña, que también es locutora, productora y libretista, y quien junto a su colega Pamela Ospina estará en el stand up versión Colombia, de Comedy Central, este 30 abril.  

¿Es complicado hacer reír al colombiano?

Sí, creo que eso pasa en Colombia y en todo el mundo; sobretodo cuando el público no conoce al comediante y no existe empatía. Por ejemplo, yo comencé a hacer humor en Miami y ya la gente tiene una referencia de quién soy, hay complicidad. En Colombia, gracias a Dios, me ha ido bien, me he presentado en Medellín y la respuesta ha sido muy buena, pero aún falta que me conozcan en esta faceta.

¿Cree que a la mujer comediante se le discrimina?

Sí, lo veo en Latinoamérica, pero creo que es culpa de la crianza que tenemos, porque ves que un hombre se monta en el escenario, dice una mala palabra y todos se mueren de risa. Vaya usted y móntese para que vea cómo la califican de vulgar.

¿Le ha sucedido?

Recibí miradas acusadoras en un show en un país latino (reservándose el nombre) donde los hombres son muy machistas. Desde el escenario las veía a ellas muertas de risa, y a ellos como con recelo. Uno de estos hombres me empezó a decir cosas durante la función y otro hablaba con el amigo en voz alta. Fue una falta de respeto.

¿Cómo reaccionó?

Con mucha paciencia. Creo que se sentían intimidados, porque es que fueron educados para ser los machos y no están preparados para esta avalancha de mujeres hablando de temas que vulneran sus egos. Al final pensé: “A mí no es a la que le toca aguantarlo en la casa” (risas).   

¿Cuál es su mejor fuente para sus monólogos?

A mi mamá y mis tías las tengo quemadas, también me inspiro en mis amigas. El 90% son vivencias. Por eso lo que ven en el escenario es tan honesto y de eso se trata el stand up.

¿De qué se ríe usted?

Yo me río por cualquier bobada. Me gustan mucho las películas norteamericanas de comedia romántica porque son tan malas que me matan de la risa.

¿Los humoristas tienen poder en la sociedad?

Sí, creo que los humoristas buenos tienen más poder que los mismos comentaristas políticos, porque son capaces de influir en las audiencias, porque a través de este medio se puede criticar al sistema, a la sociedad y eso logra que el público se sienta identificado con los argumentos.

*La Opinión