El militar perdió sus piernas hace dos años por una mina antipersonal.
Le cumplieron el sueño de tener casa a un soldado
El 16 de abril fue un día especial para el soldado profesional Fabián Alberto Galviz, quien hace dos años perdió sus piernas por una mina antipersonal. El trágico accidente no disminuyó el temple de este uniformado oriundo de Santiago, el municipio donde creció y en donde ahora tiene vivienda propia.
Con banderas de Colombia que adornaban la cuadra donde queda su nueva morada, militares y vecinos le prepararon un recibimiento inolvidable, el que se merece un hijo ilustre del barrio Altos de Monserrate.
Luego de esperar por varias horas, vecinos y allegados recibieron a Fabián. Fue bajado en hombros de la camioneta que lo transportó hasta Santiago por el coronel Wilson Camargo Tamayo, comandante de la Trigésima Brigada del Ejército.
El rostro de Fabián tenía un brillo particular. No ocultó la emoción de reencontrarse con viejos amigos, conocidos y parientes.
En su silla de ruedas recorrió un corto trayecto hasta su nueva casa, donde vivirá con su esposa Ingrid Romero y sus dos hijos, un niño de cuatro años y una bebé de siete meses.
El sueño de tener una casa propia se le hizo realidad a Fabián mientras estaba dedicado a su recuperación. La Asociación Nacional Social del Ejército (Anase) y la Corporación Matamoros le apadrinaron el anhelo de ver su casa levantada en un lote que años atrás había adquirido Fabián.
Cuando recibió las llaves de su hogar, las lágrimas brotaron y se le quebró la voz. Para su sorpresa, al abrir la puerta principal, la vivienda estaba amoblada y con efusivo grito le extendió su gratitud a todos los que le hicieron realidad el sueño.
El soldado de la vida
El 23 de marzo de 2014, el soldado Fabián Alberto Galviz, prestando servicio en Nariño, vivió los momentos más amargos de su vida luego de pisar una mina antipersonal.
En el hecho perdió las piernas y la movilidad en un brazo. “La oscuridad se apoderó de mí, pero me refugié en las ganas de salir adelante y no dejar desamparada a mi familia”.
El proceso de recuperación de Fabián ha estado movido por el amor de sus parientes y el apoyo de soldados que como él han sido víctimas de la guerra.
En el deporte también encontró un medio para tener un nuevo proyecto de vida. Ahora, Fabián se dedica a la natación, que se convirtió en una terapia física y mental.
En los Juegos Paranacionales del año pasado se convirtió en campeón nacional en 100 metros libres. En las justas, que se cumplieron en Ibagué, representó a la Liga de las Fuerzas Militares.
Fabián Alberto, de 26 años, se convirtió en un ejemplo de vida. Ahora, sueña con ingresar a una universidad y estudiar Derecho.
*La Opinión
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