Una noche de rumba en el sector de Las Cascadas, en El Malecón, terminó en una masacre que dos pistoleros ejecutaron con sevicia y sin ningún pudor.

Al menos dos horas esperaron los homicidas a sus víctimas para asesinarlas con más de 20 disparos.

Según se conoció, sobre las 9:20 de la noche del jueves, el taxista Jabeal Jorai Prada Gélvez, de 20 años; el venezolano Jonathan Stevens Pérez Beltrán, de 27 y Juan Camilo Triana Hernández, de 19 años, llegaron a una discoteca del sector a tomar unas cervezas.

Prada recogió a los dos hombres por el sector de la Terminal de Transportes con rumbo a la discoteca.

En el lugar estaba una mujer, entre 40 y 45 años, que hasta el cierre de esta edición no había sido identificada, en compañía de otro hombre, que aparentaba ser extranjero. Minutos después su acompañante la dejó sola en el establecimiento, por lo que Prada, Pérez y Triana la invitaron a su mesa.

Mientras las cuatro personas disfrutaban de una noche de rumba, los homicidas llegaron a las 11:45 de la noche en un carro marca Chevrolet Corsa, color gris, de placas venezolanas, y se estacionaron frente a la discoteca a esperar a que sus víctimas salieran.

A las 2:00 de la madrugada, cuando ya las personas se iban del lugar a bordo del taxi, un hombre delgado, de estatura mediana, se acercó inicialmente por la ventana del conductor y disparó contra el taxista que se iba a subir al carro y contra los pasajeros que ya estaban en el vehículo. Simultáneamente, por el otro costado, un hombre negro, alto y barrigón, disparó indiscriminadamente contra el copiloto y la pareja que estaba sentada en la parte trasera del taxi.

Los homicidas utilizaron pistolas calibre 40 y 9 milímetros con proveedores hechizos.

Tras cometer la masacre, los agresores huyeron en el mismo carro en el que llegaron.

El copiloto y la pareja murieron de manera instantánea dentro del taxi, mientras que el conductor quedó herido con un disparo en el cuello.

Antes de ser trasladado en una ambulancia a una clínica, donde finalmente murió Prada Gélvez, con su mano en el cuello, pedía a las personas que le dijeran a su hija de 1 año que la amaba y que le pedía perdón a ella y a su papá, con el que había discutido cuatro días antes del crimen.

El comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel Jaime Barrera, aseguró que se dispuso de toda la capacidad investigativa de la institución en coordinación con la Fiscalía para esclarecer el crimen.

Sin embargo, el oficial dijo que se está verificando una hipótesis inicial de que el hecho se originó tras “la posible vinculación de los tres hombres asesinados con la disidencia del ‘clan Úsuga’ que extorsiona y comete delitos en Cúcuta y el área metropolitana”.

Por ahora se iniciaron las pesquisas para establecer los móviles del hecho y lograr la captura de los responsables de la masacre.

La Opinión