Menos de dos metros y medio separan a la familia González del fétido abismo que los atormenta desde hace ya cuatro años. Aunque su casa estaba a seis metros del canal de aguas lluvias del sector La Cañada, en Palmeras parte baja, hoy la distancia es mínima.

Las lluvias y un tubo de aguas negras que atraviesa esta zona, y que ya se rompió dos veces, los tienen viviendo al borde de un hueco de por lo menos 10 metros de hondo por 10 de ancho.

La fetidez, las serpientes y los mosquitos atormentan a Antonia González, pero su mayor temor es que uno de sus hijos o su nietos caigan en la zanja de aguas negras.

La dueña del predio asegura que pese a que el alcalde César Rojas les prometió en época de campaña que les terminaría la canalización, a la fecha, ningún funcionario municipal les ha hecho siquiera una visita.

Un arrume de derechos de petición y oficios hechos por los vecinos, son la única prueba de su accionar. Ningún ente municipal ni ambiental ha tomado cartas en el asunto.

El año pasado, la Secretaría de Infraestructura dijo que la canalización hacía parte de un megaproyecto que se desarrollaría a largo plazo en la ciudad y que debían de tener paciencia, lo que causó indignación entre los vecinos, que aseguran haber agotado todos los recursos en busca de una solución.

El canal fue terminado en el 2006 en un primer tramo, y el lado que quedó inconcluso terminó ‘tragándose’ el resto de la estructura en la temporada de lluvias de 2010-2011. Este canal recibe las aguas de los barrios de la comuna 8.

La casa vecina se fue al caño hace dos años. El año pasado el canal le quitó unos tres metros de tierra más y arrasó un enorme árbol.

Este mismo canal desemboca en Belisario Betancur, donde ha causado otras afectaciones por remoción de tierra al no estar canalizado.

*La Opinión