Formulario de búsqueda

-
Lunes, 25 Enero 2016 - 4:59am

Así se rebuscan los deportados en la frontera

Dicen que lo perdieron todo y aún no consiguen lo necesario para vivir. Se sienten olvidados.

Juan Pablo Bayona
Esta fue la travesía que afrontaron miles de colombianos al devolverse de Venezuela, tras el cierre de frontera.
/ Foto: Juan Pablo Bayona
Publicidad

Ya se cumplieron cinco meses del cierre de frontera y aún hay deportados que manifiestan estar desamparados, pues no han conseguido un empleo estable. Debido a eso, muchos de ellos se encuentran en la frontera tratando de rebuscarse para llevar alimento a sus hogares.

Neidy, Arley y Carlos son tres de ellos que viven del rebusque, su vida no ha sido fácil desde finales de agosto, pero sus ganas de salir adelante los han hecho sobrevivir.

A Neidy una moto le ha dado para vivir

Neidy Caro Sanguino, de 28 años, fue deportada el 22 de agosto de 2015, durante la crisis de frontera. La mujer fue separada de su hija, de 9 años, luego de que las autoridades venezolanas entraran a su casa y le dijeran que ya no debía estar allí.

Tras la deportación, la niña se quedó en San Antonio, con su mamá, pues durante la crisis el Gobierno venezolano había manifestado que los niños serían entregados a un hogar de paso en ese país.

Luego de 28 días sin ver a su pequeña, Neidy comenzó a realizar los trámites correspondientes para ser parte de la reunificación familiar que había anunciado el Gobierno colombiano y que beneficiaba a las familias separadas durante la crisis.

La madre consiguió que el 16 de septiembre, su hija volviera a sus brazos, en la mitad del puente internacional Simón Bolívar.

Pasó la moto por la trocha

Al llegar a Colombia, Neidy vio que la situación laboral se complicaba con el paso del tiempo. Aunque estuvo refugiada en el albergue de El Morichal, la mujer siempre pensó en qué haría luego de salir de allí. Por eso, arriesgando su integridad, decidió cruzar hacia Venezuela para traerse su moto por la trocha, pues con ella trabajaba como mototaxista en ese país.

Al llegar a La Parada, la mujer empezó a tocar puertas para ver qué trabajo podría conseguir con su vehículo. Luego de un tiempo consiguió ser parte de la empresa de mototaxistas que se encuentran en el sector.

Neidy trabaja diariamente en el lugar, aunque, según manifestó, la situación se torna bastante difícil debido al cierre de frontera y la cantidad de mototaxistas que allí trabajan.

“A nosotros nos toca rebuscarnos porque nadie nos va a ayudar. El Gobierno prometió que iban a ayudar a buscar un trabajo estable y míreme aquí, tuve que seguir trabajando de mototaxista y ahora con la crisis de la frontera es más difícil conseguir clientes que transportar”, añadió.

Neidy dijo que realizó un curso de peluquería durante su estadía en el albergue. “Aprendí a hacer todo lo relacionado con peluquería. El conocimiento adquirido lo agradezco, pero sin dinero va a ser complicado montar mi propia empresa, pues aquí no gano mucho para poder ahorrar. La idea era salir con un empleo que me diera para después montar empresa. Necesito que el Gobierno me ayude con un apoyo para poder crear mi propia peluquería”, aseguró.

Arley,  huyó de la represión

En la mitad del puente internacional Simón Bolívar se encuentra un joven que salió, junto a su familia, huyendo de Venezuela por la represión que se vivió en ese país contra los colombianos durante la crisis de frontera. Arley Enrique Velazco, de 25 años, cruzó por el río Táchira buscando refugio en La Parada.

Trabajaba como planchador de yines en una fábrica de San Antonio. Al llegar a Colombia y empezar a buscar empleo se dio cuenta de que se había convertido en un desempleado más del país, lo que lo llevó a rebuscarse en el puente como maletero.

Arley contó que nunca estuvo en el albergue porque le preocupaba que sus hijos, dos colombianos y uno venezolano, se enfermaran, pues en varios de estos lugares se estaban presentando fiebres y gripas.

“No quise ir al albergue por evitar sufrir alguna enfermedad. Preferí buscar dónde quedarme por un tiempo mientras encontraba qué hacer. Estuvimos viviendo unos días en la trocha”, añadió.

Al llegar a La Parada, el joven comenzó a lavar carros en un estacionamiento público que se encontraba en el sector. Allí, según contó, no eran buenas las ganancias, pero conseguía para poder alimentar a su familia. Pronto, comenzaría en otro trabajo.

Se rebusca como carretillero

Con el tiempo consiguió que en el puente Simón Bolívar le prestaran una carretilla para iniciar lo que sería su nuevo trabajo. Con algo de las ganancias compró su propia carretilla.

“Al llegar al puente vi que muchas personas se rebuscaban cargando las maletas de los viajeros que iban o llegaban de Venezuela. Ahí pensé que esa era mi oportunidad para iniciar en un nuevo trabajo y arranqué” dijo.

Desde las 2 de la mañana se despierta para llegar a primera hora al lugar y apuntarse en una lista que le da el turno de acceso al puente. Durante el día recoge las maletas de los viajeros que llegan a Colombia o se dirigen a Venezuela. Con una ganancia de casi 15 mil pesos diarios, dependiendo el flujo en la frontera.

Arley paga un arriendo en el bario La Palmita, en Villa del Rosario, donde vive junto a su esposa y sus tres hijos.

Manifestó que es uno de las decenas de deportados que trabajan rebuscándose en la frontera. El joven espera que el Gobierno le dé una respuesta positiva para tener un empleo estable y así mejorar la calidad de vida junto a su familia.

Carlos se vino por miedo de Venezuela

Carlos Álvarez, de 26 años, llegó, junto a sus dos hijas y su esposa, de manera voluntaria a Colombia evitando ser deportado desde Venezuela. Vivía en Ureña y trabajaba como operario en una fábrica de pantalones. El joven fue refugiado en el albergue de El Morichal, en Villa del Rosario. Allí estuvo desde el 26 de agosto hasta el 12 de septiembre de 2015.

Al ver que en Cúcuta no había mucho trabajo, la joven familia viajó a Bucaramanga en busca de nuevas oportunidades laborales, pero, no recibieron la atención que el Gobierno Nacional les había prometido.

“Decidimos viajar a Bucaramanga porque nos dijeron que allá nos iban a ayudar a buscar trabajo. Cuando llegamos a la Terminal de Transporte, nadie nos buscó. Tuvimos que pasar la noche allí. Era muy duro ver lo que empezábamos a pasar, aún más triste ver que mis hijas, de 2 y 3 años, lo sufrieran con nosotros”, añadió Carlos.

El joven agregó que en la 'Ciudad Bonita' nunca recibió apoyo y que su esposa volvió a Cúcuta con sus hijas, inclusive, pidieron dinero en las calles para recoger lo del pasaje de regreso.

“Mi esposa, cuando llegó a Cúcuta, buscó la forma de que se pudiera gestionar lo del arriendo, pues aún no salía y estábamos en la calle. Al verla con mis hijas, la solución llegó, pero solo por tres meses”, agregó.

Se devolvió a Cúcuta

Carlos continuó en Bucaramanga en busca de trabajo. La idea era estar mejor ubicado y luego esperar a que su familia regresara. Hasta octubre, al ver que ya no habría ninguna solución, prefirió regresar a Cúcuta.

El 20 de octubre, pronto para acercarse la temporada decembrina, consiguió un puesto como zapatero.  

“Ese trabajo me dio para alimentarnos. Pues por fin teníamos un sitio para dormir y alimento para no pasar hambre. Antes de conseguir el trabajo fue duro para nosotros. Tuvimos que aguantar hambre. Las noches eran frías y tristes. Me dolía ver a mis pequeñas sufriendo por culpa de un gobierno que no nos respondió como debía”, añadió.

A finales de diciembre, con lo que consiguió de liquidación y los ahorros que tenía, se sostuvo hasta donde más pudo.

“Recibí el año desempleado otra vez. Aún peor, ya se había acabado lo del arriendo. Estábamos en la calle otra vez. La desesperación de no tener nada empezaba a frustrarnos”, dijo.

Pero un ángel llegó y la familia Álvarez Bayona encontró un refugio para vivir temporalmente. Rómulo Botello, un viejo amigo de Carlos, que trabaja en los galpones de Cenabastos, le dijo que si quería podría ir y vivir junto a su familia en su casa ubicada en el barrio Crispín Durán.

Desde el pasado viernes, gracias a la recomendación de su amigo, Carlos inició su trabajo como cargador de frutas y verduras en uno de los galpones de Cenabastos. Desde la 1 de la madrugada, el joven se levanta para llegar al lugar y cargar los bultos.

“Esta oportunidad es una nueva que se me dio. Espero poder tenerlo bastante rato. Es importante tener un trabajo estable para poder mantener a mi familia”, añadió Carlos.

El deportado manifestó que una de sus más grandes peticiones es que el Gobierno colombiano pueda cumplirle con un trabajo estable y así poder pagar un lugar digno para vivir junto a su familia.

Deportaciones masivas

En agosto de 2015 se registró una de las mayores deportaciones de colombianos desde Venezuela que marcó la crisis de frontera en el país. A Cúcuta llegaron 6.129 personas en busca de refugio luego de ser sacados de ese país de manera inhumana.

Por las trochas, por el puente o en buses del gobierno de Venezuela llegaban miles de familias a Colombia en busca de ayuda por la represión que se estaba registrando hacia los connacionales por parte de las autoridades venezolanas.

Cifras

6.129 personas fueron deportadas de Venezuela.

4.836 personas fueron trasladadas a sus ciudades de origen.

170 traslados de enseres se realizaron al interior del país.

619 familias hicieron solicitudes para ser parte de la reunificación familiar.

4.443 subsidios de arriendo se hicieron efectivos.

Jean Estupiñan

@JeanCarlEp

Periodista Q'hubo. Se inclina por los temas sociales.

Ayúdanos a seguir haciendo periodismo de calidad

Contribuye aquí
Publicidad
Suscríbete y recibe las últimas noticias de La Opinión

Comentarios

Publicidad
Publicidad
Economía
Artículo

Duque sostuvo encuentro con Lenín Moreno en la frontera

El mandatario sostuvo conversaciones con Lenín Moreno sobre diferentes temas.

Colprensa
Publicidad
Judicial
Artículo

Antes de morir, Ana Benilda Becerra salvó a sus vecinos

Un cortocircuito provocó la tragedia en el barrio La Castellana.

Archivo / La Opinión
Cúcuta
Artículo

La avenida del Río será más deportiva y familiar

El centro de pensamiento del Área Metropolitana tiene unos 61 proyectos estructurados para Cúcuta.

Cortesía/La Opinión
Publicidad
Pamplona
Artículo

COVID-19, en aumento en la región de Pamplona

Se conocen casos de gente de los municipios de la provincia y de Toledo que llegan a la región a hacerse la prueba de coronavirus. 

Roberto Ospino / La Opinión
+ Deportes
Artículo

La delegación regional que estará en la Vuelta al Táchira 2021

Tres equipos representarán a Norte en la edición 56 de esta clásica del continente. 

Cortesía
Publicidad
suscripciones
Publicidad
Judicial
Artículo

La muerte sigue rondando por La Parada

Jonathan José Seijas llegó hace unos meses a La Parada a trabajar pasando gente y mercancía por las trochas.

Cortesía
Cúcuta
Artículo

Desde hoy, alcaldía empieza a expedir paz y salvo de predial

La Secretaría de Hacienda informó que en esta oportunidad el documento se entregará mucho más pronto que años anteriores.

Archivo/La Opinión
Publicidad
Cúcuta
Artículo

Tercer toque de queda se cumplió dentro de lo presupuestado

En total fueron impuestos 843 órdenes de comparendo en la ciudad y el área metropolitana.

Cortesía / La Opinión
Ocaña
Artículo

La pandemia obliga a postergar los retiros espirituales

“No existen condiciones para el encuentro", Jairo López, presbítero de la catedral de Santa Ana.  

Archivo / La Opinión


Es el primer portal gastronómico de Norte de Santander, donde se resalta lo mejor de los sabores regionales, nacionales y mundiales.
Nuestros suscriptores cuentan con su propio espacio con privilegios y beneficios. Aqui puedes hacer parte de este selecto club.
Un espacio dedicado a las variedades y lo más impactante del mundo del entretenimiento. Encuentre aquí los personajes e historias.
La labor investigativa de nuestro equipo periodistico se congrega en esta sección dedicada a mostrar a profundidad y con más detalles de los hechos.
En este espacio nuestros clientes podrán promocionar su negocio o encontrar una propuesta que se adapte a sus necesidades.