partir de 1950, se hizo popular la Carrera Panamericana que se corría de costa a costa en México.
El paso de la Gran Carrera Buenos Aires-Caracas
Habíamos escrito hace algún tiempo, una crónica sobre las carreras automovilísticas que se realizaban en la América del Sur, sobre todo las que pasaban por la ciudad, algunas de ellas en la primera mitad del siglo pasado.
A partir de 1950, se hizo popular la Carrera Panamericana que se corría de costa a costa en México y que estuvo vigente durante cinco años, entre el 50 y el 54, con el patrocinio del gobierno de ese país y que se suspendió definitivamente en el 56, por motivos de seguridad, después del fatal accidente que ocurrió durante la carrera de “Las 24 Horas de Lemans” en 1955.
La Carrera Panamericana fue el evento automovilístico de velocidad en carretera más largo de la historia y el más importante de su época, superando a la de las Mil Millas y que entró a reemplazar la famosa “Gran Carrera Buenos Aires-Caracas”, la llamada Epopeya Sudamericana, de mayor distancia que la Panamericana, puesto que excedía los nueve mil kilómetros, tres veces más que su sucesora.
El primer ensayo se realizó en 1940, con una “Doble Buenos Aires-Lima” que se llamó Premio Internacional del Norte. Como la idea original de su promotor, el señor Carlos P. Anesi, Secretario General del Congreso Argentino de Vialidad, seguía vigente y había hallado serios inconvenientes para realizarla, debido al conflicto fronterizo entre Perú y Ecuador en 1942, tuvo que aplazarla seis años, hasta que en 1948 se hizo posible y según publicaciones, “fue una competencia que unió al continente como ninguna gestión diplomática fue capaz de lograr.
La “gran carrera”, demostró muchas realidades, muchas diferencias. Pero por sobre todo, que era posible que países tan distantes se puedan unir en pos de un objetivo común y sin los medios de comunicación adecuados como los de hoy.
Esta primera Gran Carrera tuvo un auge inusitado en todo el mundo; baste saber que fueron 141 pilotos participantes de diversas nacionalidades entre los que se contaban argentinos, peruanos, chilenos, uruguayos, venezolanos, bolivianos, italianos, españoles y hasta un portugués. Nótese que no participó ningún colombiano a pesar de las reiteradas invitaciones que se venían haciendo a los clubes de automovilismo del país; la mayoría de participantes fueron argentinos.
El nutrido grupo estuvo encabezado por el campeón mundial argentino Juan Manuel Fangio en un auto de la escudería Chevrolet y los gauchos ganaron trece de las catorce etapas; sólo pudieron coronar una de ellas los uruguayos Héctor Suppici y Silvestre Calache, quienes corrían en un coche marca Ford.Mientras tanto en Cúcuta, el alcalde Capitán Daniel Cuervo Araoz, tomaba todas las precauciones posibles para que su paso por la ciudad fuera lo más atractiva posible, tanto para los concursantes como para el público en general.
La caravana estaría llegando a la ciudad en las horas de la tarde del día sábado 6 de noviembre, en desarrollo de la etapa trece, que salía de la capital de la república. La directiva tomada por el alcalde era bastante clara y contemplaba todos los aspectos concernientes al buen tratamiento del espectáculo, siendo algunas de éstas así: “El sábado 6 de noviembre a partir de la una de la mañana queda suspendido totalmente el tránsito de toda clase de vehículos, así como de personas y animales, por la carretera central entre Cúcuta y Pamplona. El tránsito se restablecerá inmediatamente después de la llegada del último de los corredores. Los propietarios de fincas ubicadas a la orilla de la carretera, tomarán las medidas del caso, para impedir la salida de animales a la vía.”
Otra serie de medidas tendientes a establecer un ambiente de seguridad para el arribo de los participantes fueron tomadas, así como las correspondientes al día de salida siguiente, el domingo 7, que para ese día se suspendió totalmente el tránsito de vehículos, personas y animales, a partir de las cuatro de la mañana, por la carretera de Cúcuta a la frontera hasta el puente Internacional y el tránsito será restablecido “inmediatamente después de que haya pasado la frontera el último carro participante.”
También se expidieron órdenes, por parte del Administrador de la Aduana y del Capitán de Puerto, para que los retenes de la Aduana, ubicados sobre los trayectos a recorrerse los días sábado 6 y domingo 7 de noviembre, no obstaculizaran el paso de los autos en carrera. Para los hoteles, que atenderían a las delegaciones se les conminó a que prestaran sus mejores atenciones y que cualquier abuso en las tarifas, sería seriamente sancionado por la Alcaldía, con multas que irían de cincuenta a quinientos pesos, convertibles en arresto.
A las emisoras locales, así como a los radioaficionados, se les autorizó para hacer las transmisiones que desearan con motivo de la llegada y continuación de la carrera, para lo cual, contarían con todo el apoyo de ese despacho. Al Automóvil Club de Cúcuta se le comisionó para que consiguiera los recursos necesarios para entregarle un premio al ganador de la etapa, premio que se denominará “Ciudad de Cúcuta”.
De igual manera se garantizó todo lo concerniente al mantenimiento de los vehículos, poniendo a disposición de los pilotos, los talleres automotores, los repuestos, lubricantes y combustibles necesarios para afinar sus motores y demás mecanismos.La ruta de llegada sería por la avenida Olaya Herrera hasta el Parque Rudesindo Soto, donde se construyeron dos tribunas especiales, una para las autoridades y periodistas y la otra para jueces y cronometristas, aparte de las mesas de control de las emisoras que transmitirían el evento.
Como en los mejores espectáculos del mundo, el doctor Jorge Soto Olarte, en asocio de los técnicos Lucio y Francisco Gálvis Moreno, instalaron una moderna ‘sala de prensa’ que enviaría por clave telegráfica a la Asociated Press de Nueva York y al mundo entero, todos los detalles de la llegada a la ciudad de la ‘fantástica carrera’.
Los competidores fueron recibidos por nuestras bellas representantes, a los cuales se les entregó un volante floral y a los tres primeros sendos trofeos donados por el Automóvil Club de la ciudad, por Radio Victoria y La Veloz, empresa de taxis y por el Sindicato Departamental de Choferes.
La alcaldía donó un premio para el “farolito”, como motivación y estímulo por el esfuerzo. Los vehículos que llegaron fueron solo 46 de los 141 que partieron de La Plata, en el gran Buenos Aires. El campeón Fangio abandonó antes de que la carrera llegara al país, razón por la cual no pudo ser entrevistado como esperaban los periodistas.
Todos los autos de la competencia, fueron aparcados en los amplios patios del Reformatorio de Menores y vigilado por patrullas del ejército. Hubiera querido cerrar esta crónica con la lista de los ganadores, pero esa información lastimosamente se las quedo debiendo.
*Gerardo Raynaud D.gerard.raynaud@gmail.com
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