La reconciliación, cuando va en firme, es un proceso tan serio que hace posible hasta que un exguerrillero y un exparamilitar duerman en el mismo cambuche. Así pasa en la cárcel de Itagüí, donde un grupo de 300 reclusos de estas dos fuerzas en conflicto no solo comparten celdas sino cosas mucho más grandes: la vida.

“Cuando llegué a mi celda, al primero que vi fue a un tipo tirado en el suelo y ahí mismo le dije, venga para acá compartamos mi espacio”, recuerda Jorge Abad Delgado, que entre los años 2002 y 2005 integró en San Carlos el Bloque Héroes de Granada de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) como informante.

“Nunca empuñé un arma ni me puse uniforme, yo era líder comunal y me llegaba información de gente que era guerrillera y le pasaba el dato al comandante combatiente, él investigaba y procedía”, relata y menciona que el tipo que pasó del suelo a su cama era un guerrillero de las Farc.

Jorge Abad es cantante y compositor y su primer tema es un canto a la paz de Colombia. “Cuando en Colombia estemos disfrutando de un sueño que se hizo realidad, con amor y alegría gritamos, cantando fuerte que viva la paz”.

No repetición

Abad, junto a otros 299 excombatientes de la cárcel de Itagüí, tienen la convicción de que no reincidirán en su accionar. Este jueves, en ese penal de máxima seguridad, recibieron un diploma que certifica que culminaron su participación en el Programa Especial de Resocialización para postulados de Justicia y Paz.

Indica que reconocieron sus delitos, el daño a las víctimas y les pidieron perdón. No reincidirán. Así lo explicó el viceministro para la Política Criminal y la Justicia Restaurativa, Carlos Medina Ramírez, quien presidió el acto y los conminó a cumplir sus compromisos con el proceso de Justicia y Paz, que aunque ha tenido vacíos y se ha ido construyendo en el camino, ya tiene herramientas jurídicas que les da más seguridad para su resocialización.

“Ellos recibieron preparación en Derechos Humanos, en emprendimiento y acompañamiento social”. El emprendimiento les dio impulso, a algunos, para crear empresas que les darán sustento cuando salgan. En ese momento necesitarán apoyo de la sociedad.

“Seremos como niños pequeños que nos deberán llevar de la mano, porque solo conocemos la guerra”, reconoció Jorge Iván Laverde, alias “El Iguano”, excombatiente y jefe de las Auc en Norte de Santander y Santander, que confesó haber ejecutado a unas 170 personas.

Ingresó a las Auc desde que era niño, confesó. Está arrepentido.

Medellín | El Colombiano