El mandatario estadounidense prometió “apoyo total” de su gobierno a la investigación.
Tras el tiroteo en Texas, Trump afirma que las armas no son el problema

Estados Unidos estuvo de duelo este lunes tras la matanza de 26 personas en una iglesia de Texas, un hecho por el que el presidente Donald Trump pidió no responsabilizar a las armas, mientras se intensificaban los llamados a aumentar su control.
La masacre del domingo, ocurrida solo cinco semanas después del tiroteo más mortífero perpetrado en Estados Unidos, ocurrió cuando Devin Kelley abrió fuego con un rifle de asalto contra los feligreses en una iglesia bautista.
Trump, de gira por Asia, calificó lo ocurrido como “espantoso tiroteo” y “acto de maldad”, pero volvió a descartar que el acceso a las armas sea el causante.
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“Tenemos un montón de problemas de salud mental en nuestro país, pero no es una situación imputable a las armas”, declaró en Tokio.
Las víctimas, con edades entre cinco y 72 años, asistían al servicio de la Primera Iglesia Bautista de Sutherland Springs, una localidad rural de unos 400 habitantes y ubicada 50 kilómetros al sureste de San Antonio.
“Tenemos roto el corazón. Nos congregamos, unimos nuestras fuerzas (...) A través de las lágrimas y nuestra tristeza permanecemos fuertes”, dijo Trump, que también ordenó que las banderas ondeen a media asta en la Casa Blanca y edificios federales.
El presidente insistió en que “es un poco pronto para abordar el tema”, al ser consultado por los pedidos de que aumente el control de armas en el país, pero prometió “apoyo total” de su gobierno a la investigación.
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Freeman Martin, del Departamento de Seguridad Pública de Texas explicó que el ataque “no tuvo una motivación racial, y tampoco estuvo relacionado a creencias religiosas. Había un problema doméstico con sus familiares políticos”, añadió.
Según Martin, Kelley sabía que su suegra asistía a esa iglesia y que antes del sangriento ataque había enviado “mensajes amenazadores”.
Como en tantos otros tiroteos, los demócratas aprovecharon para renovar los llamados al control y regulación de las armas de fuego.
Todos los años, más de 33 mil personas mueren en Estados Unidos víctimas de las armas de fuego, según un estudio reciente, y el debate sobre la reglamentación se relanza tras cada tiroteo.
Pese a ello, pocas medidas se adoptan para frenar el fenómeno, principalmente por el peso del potente lobby en favor de las armas de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés).
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