Un movimiento en las ventanas de su apartamento, mientras veía la noticias y desayunaba, terminó con la tranquilidad de la que ha disfrutado desde hace cuatro meses en Bruselas, Bélgica, en donde trabaja como consultora internacional en Dialoge Advisors y es manager en los proyectos con Colombia.

Ella es Lizet Arévalo, una cucuteña de 29 años que vivió su adolescencia en el Colegio Carmen Teresiano y se formó como politóloga de la Universidad de los Andes, quien sintió cerca la mañana de este martes el terrorismo islámico, tras los tres atentados simultáneos del Estado Islámico que dejaron más de 30 muertos.

Esta colombiana vive y trabaja en Schaerbeek, al lado de la sede del Parlamento Europeo, a unas seis calles de la estación de Metro de Maelbek, en donde ocurrió uno de los ataques. (Lea además Atentados en Bruselas dejan por lo menos 31 muertos)

Arévalo, en entrevista con La Opinión, señaló que tras lo sucedido la confusión reinó en los habitantes y la policía se volcó a las calles. La zona fue acordonada, les recomendaron ir a hacer las compras de alimentos y después no volver a salir de sus casas hasta nuevo aviso.

“Eran como las 8:30 de la mañana cuando escuché el estruendo, los policías corrían de un lado a otro. Estábamos todos muy impactados”, enfatizó. Agregó que los belgas tienen “mucha y rabia” contra los árabes y temor hacia ellos por lo que ha sucedido en los últimos meses, quieren que salgan del país.

Escuche el testiminio de la cucuteña:

Destacó que tras los atentados del 13 de noviembre de 2015 en Francia, los edificios de Bruselas tiene un sistema de alarma de cuatro colores (blanco-amarillo-rojo-negro), el cual se ubicó este martes en el nivel más grave de inseguridad: el negro, estaba en amarillo desde la captura del presunto autor de hechos en París la semana pasada.

“Es muy triste que esto pase en un país como Bélgica. Yo salí de Colombia porque me quería sentir segura y hoy en día me siento más insegura que cuando estaba en Colombia”, afirmó la cucuteña. Precisó que una vez ocurridas las acciones violentas, ella se comunicó con su mamá y demás familiares en la capital de Norte de Santander, para contarles y darles tranquilidad sobre su estado.

Expresó que tras ir al supermercado, unos amigos belgas pasaron por ella porque había mucho pánico y salieron de la zona, ahora está a 7 kilómetros de donde se presentó el ataque del metro. Recalcó que “el ambiente está pesado” y la situación política es muy delicada. A pesar del miedo que pulula, los planes de Lizet Arévalo de radicarse en esta nación europea nos han cambiado.

“Creo que los belgas van a ser capaces de sobreponerse a esto. Toca esperar con calma, seguir las indicaciones, no salir a la calle. El transporte público no está funcionando y tampoco cojo el metro porque me da susto. Es un tipo de violencia muy diferente a la de Colombia, no sabemos qué va a pasar en esta ciudad”, concluyó.