El Gobierno Venezolano fijó nuevos precios del combustible en el vecino país, donde prácticamente era regalado.
El Gobierno Venezolano fijó nuevos precios del combustible en el vecino país, donde prácticamente era regalado.
Los cinco barcos que Irán envió a Venezuela con gasolina atracaron en tres centros de refinación que el gobierno de Nicolás Maduro promete reactivar. Especialistas, sin embargo, son escépticos.
Con capacidad instalada para procesar 1,3 millones de barriles diarios de crudo y combustibles, el sistema refinador venezolano a duras penas funcionó a 12 % de su potencial en el primer trimestre de 2020, según cifras proporcionadas por fuentes de la industria.
No estaba produciendo “ni un litro de gasolina”, con operaciones concentradas en el procesamiento de crudo pesado para exportación, dijo el sindicalista petrolero Iván Freites.
La parálisis, combinada con la falta de liquidez para importar tras una dramática caída de la producción petrolera y los precios, derivó en escasez.
Sanciones financieras de Estados Unidos –otrora principal cliente de Venezuela– complicaron aún más el panorama.
En ese contexto llegaron los buques Fortune, Forest, Petunia, Faxon y Clavel con 1,5 millones de barriles de gasolina e insumos que el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, espera que ayuden a “levantar” las refinerías cuando el gobierno fijó nuevos precios del combustible, vigentes desde el lunes, en un país donde era prácticamente regalado.
Teherán dijo que continuará haciendo envíos. Washington, en tanto, anunció el pasado martes sanciones contra cuatro navieras por transportar petróleo venezolano.
“Incluso en un esquema sin sanciones, donde pudieses importar sin restricciones, sería difícil (...). ¿Pueden arrancar las refinerías? Llevaría bastante tiempo”, comenta Henkel García, director de la firma financiera Econométrica.
Paraguaná: el ‘más grave’
El buque Forest ancló en el centro refinador de Paraguaná (estado Falcón, noroeste), uno de los mayores del mundo, con capacidad para procesar 955.000 barriles por día (bpd), pero lejos de sus mejores días.
Recuperar las refinerías, con el gigantesco complejo de Paraguaná como corazón, es medular, no solo por la sequía interna de combustibles, sino por la necesidad de tratar con petróleo liviano y aditivos el crudo pesado de Venezuela.
Según la firma S&P Global Platts, el país debió recortar en las últimas semanas su erosionada producción de crudo por “limitaciones de almacenamiento” y “falta de petróleo liviano”. En abril, de acuerdo con la OPEP, su oferta era de 620.000 bpd frente a 3,2 millones bpd hace 12 años.
Hasta 2018 Venezuela enviaba 500.000 bpd de crudo a Estados Unidos y recibía de ese país 120.000 bpd de petróleo liviano y diluyentes.
El complejo de Paraguaná, con sus refinerías Cardón y Amuay, ha funcionado “en los últimos ocho años de manera intermitente”, asevera Freites. Solo procesaba 120.000 bpd antes de la cuarentena declarada en marzo por el nuevo coronavirus.
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Freites denuncia que servicios de apoyo como agua y electricidad “están en el suelo” y que 80 % del “personal calificado” abandonó las refinerías por las pobres condiciones.
Eudit Girot, otro sindicalista, cree que la recuperación del complejo de Paraguaná “es un reto”, pues su estado “es el más grave”. El dirigente de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros estima que hacen falta seis meses, siendo optimista, para empezar a estabilizar operaciones.
El Palito: A prueba
El Fortune, el Petunia y el Clavel arribaron a El Palito (estado Carabobo, centro), complejo con capacidad para refinar 140.000 bpd. Ya el Fortune navega de vuelta a Irán.
Es la refinería más cercana a Caracas, ciudad que durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19 dejó de estar a salvo del desabastecimiento de gasolina que asfixia hace años amplias regiones del país.
Con respaldo iraní, dice Girot, el gobierno intentó reactivarla el mes pasado.
Pudo poner en marcha una producción de gasolina de 35.000 bpd, relata el sindicalista, pero hay continuas paralizaciones por daño acumulado en los equipos. “El problema no es ponerla a funcionar, sino garantizar su operatividad de manera confiable, segura y sostenida”, subraya.
Puerto la Cruz: “Apagada”
El Faxon atracó en la refinería de Puerto La Cruz (estado Anzoátegui), con potencial para procesar 187.000 bpd, pero en parálisis casi total.
“Está apagada desde 2017”, denuncia Girot. Su refinación en el primer trimestre del año, según fuentes, era de 5.000 bpd.
El gobierno de Maduro aumentó a 50 centavos de dólar el precio de la gasolina de alto octanaje, aunque mantuvo una tarifa subsidiada en bolívares equivalente a 2,5 centavos de dólar, pero con esquemas de racionamiento.
Antes del incremento, las tarifas eran simbólicas, diluidas por la inflación y la depreciación de la moneda local.
El subsidio al combustible, según estimaciones del experto petrolero Luis Oliveros, ha costado a Venezuela unos 10.000 millones de dólares anuales.
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