Una avalancha humana durante el concierto del ídolo del rock argentino Indio Solari dejó dos muertos la madrugada del domingo, cuando más de 300.000 espectadores abarrotaron el recinto al aire libre en la pequeña localidad de Olavarría.

"La situación se fue de las manos, no se esperaba tanta gente. Siempre se habló de 170.000 personas pero fue impresionante lo que pasó. El operativo estaba preparado para la mitad de la gente que hubo", admitió el alcalde de la localidad, Ezequiel Galli, de Cambiemos (centroderecha), la alianza que lidera el presidente Mauricio Macri.

"Se desbordó absolutamente todo, entraron más de 100.000 vehículos" a la ciudad de 130.000 habitantes, contó en una rueda de prensa y responsabilizó a la productora del recital -En Vivo S.A.- de los incidentes durante el concierto.

Macri envió sus condolencias a los familiares de los fallecidos y atribuyó lo ocurrido a la falta de límites.

"Esto es lo que pasa cuando uno pasa por arriba de las normas (...) A veces saber ponerse límites genera oportunidades mejores, lo contrario puede terminar en tragedia como ayer [por sábado]", declaró el presidente en una entrevista grabada para América TV.

Las muertes habrían ocurrido media hora después de que comenzara el espectáculo.

En ese momento, después del tercer tema, Solari interrumpió el concierto durante veinte minutos para pedir que cesaran los empujones porque había gente que estaba siendo aplastada frente al escenario.

Uno de los fallecidos es Javier León, de 42 años, que murió de un paro cardiorrespiratorio fue al recital con su esposa y su hijo de 16, que no sufrieron lesiones.

La otra víctima que "murió en la avalancha" todavía no pudo ser identificada, dijo el alcalde de Olavarría, ciudad situada a 350 km al sudoeste de Buenos Aires.

Galli agregó que aún quedan internadas 12 personas, sin precisar su estado. En el hospital local Héctor Cura, un listado indica que una mujer y un varón permanecen en cuidados intensivos.

Pedido de calma

El recital se realizó en un predio llamado La Colmena, habilitado para 200.000 espectadores y cuyo contrato de alquiler está ahora cuestionado.

El lugar fue desbordado por los seguidores de Solari, que se jactan de generar "el pogo más grande del mundo", cuando decenas de miles de personas saltan al unísono entonando sus temas como himnos.

El músico interrumpió varias veces el espectáculo para pedir calma y asistencia para algunos desmayados.

"La gente de Defensa Civil í¿dónde está?! Hay gente tirada en el suelo. Si siguen empujando así no vamos a terminar el show", lanzó por los parlantes cuando iba media hora de recital. 

Solari terminó interpretando 19 canciones, incluidos muchos de sus habituales éxitos como "Jijiji" y "Todo preso es político", aunque en un clima ya muy enrarecido, contaron espectadores.

Diversos testimonios dieron cuenta de otras avalanchas en la caótica salida del concierto.

Cientos de jóvenes varados seguían deambulando este domingo por Olavarría, mientras que en la terminal de autobuses hubo incidentes con saqueos a locales.

Decenas de jóvenes fueron llevados en cajas de camiones hasta rutas aledañas.

Un centenar de autobuses repletos habían partido desde Montevideo. La embajada de Uruguay dijo no tener reportes de víctimas.

Las redes sociales se transformaron en un medio esencial para ubicar a gente perdida, con etiquetas como #IndioEnOlavarria. El grupo de Facebook "Recital del Indio - Dónde estás?" contaba con más de 30.000 miembros.

"Misa ricotera"

Solari, de 68 años, exlíder de la mítica banda argentina Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, disuelta en 2001, suele ofrecer un solo concierto anual con su banda Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.

Los escasos recitales del músico, que el año pasado reveló que padece mal de Parkinson, convocan a multitudes de todas las generaciones y procedentes de todo el país, a alguna ciudad alejada de la capital para sumarse en procesión a la llamada 'misa ricotera'.

El cantante y compositor heredó la masividad y muchas canciones emblema de 'Los Redondos', banda que construyó su mito con su voz y el sonido característico de la exquisita guitarra de Skay Bellinson, con quien formaban una dupla creativa legendaria ahora peleada a muerte.