Un hurto cometido por Joel Andrés Martínez González fue la antesala a su muerte, así lo aseguró su propia familia.

A las 9:30 de la noche, dos horas antes de que Martínez fuera encontrado muerto en la calle 1 con avenida 1N del barrio Carlos Ramírez París, la mamá de Joel llamó a la Policía Metropolitana de Cúcuta, tras enterarse que su hijo había cometido un robo y que lo estaban buscando.

“Cuando el vio que venía la Policía, salió y no sabemos para dónde. Aunque los policías lo buscaron alrededor, no lo encontraron”, dijo una hermana de Joel.

Sin embargo, sobre las 11:30 de la noche, Martínez, de 29 años, fue asesinado de un disparo en la cabeza. Según se conoció, el agresor persiguió a la víctima desde el barrio El Desierto hasta que finalmente lo impactó en el sector de Carlos Ramírez.

Los vecinos donde ocurrió el homicidio, aseguraron que hace una semana tuvieron que intervenir para que un grupo de hombres no apuñalara a Martínez.

“Él siempre pasaba por acá y me pedía comida. Con nosotros no se metía, pero ya se había descarrilado mucho”, dijo una residente.

Era adicto 

La hermana contó que Joel antes de dejarse llevar por el consumo desmedido de drogas, trabajaba como tapicero de sillas para motocicletas.

“Él me regalaba muñecas y como tenía una moto pues me sacaba a pasear y estábamos siempre juntos hasta que se dejó agarrar por la droga”, dijo la doliente.

Mal camino

Joel se encaminó en medio de atracos y consumo de sustancias alucinógenas.

Los familiares tuvieron que verlo en diferentes oportunidades capturado por la Policía, por estar involucrado en estos delitos, aunque no estuvo detenido en una cárcel.

“A él lo agarraban por robos y también cuando tenía drogas, pero pasaba una o dos noches en el calabozo y volvía a salir”, dijo la familiar.

Los dolientes tienen algunos amargos recuerdos por los efectos que las drogas generaban en su ser querido, pues en muchas ocasiones trataba mal a su mamá y a su hermana.