Lo que los habitantes del barrio La Ermita conocían del venezolano Luis Antonio Padilla, asesinado en la noche del pasado domingo, era muy poco.

El hombre, de 49 años, se hacía llamar Serafín y lo que sabía José Gregorio Ospino Martínez, quien le dio posada en su casa y también resultó herido en el hecho, era que él salió hace poco tiempo de la cárcel, por estar implicado en algunos presuntos homicidios.

A las 8:00 de la noche, cuando Padilla y Ospino caminaban juntos por la calle 34 de dicho barrio, dos hombres en una motocicleta los interceptaron y les dispararon de manera indiscriminada.

Luis Antonio recibió un disparo en la cabeza y quedó tendido de inmediato en el piso, en la mitad de la vía, mientras que José Gregorio fue impactado cuatro veces, cayendo a una orilla. Enseguida, los agresores huyeron del sitio con rumbo desconocido.

De inmediato, los habitantes del sector alertaron a la Policía Metropolitana de Cúcuta sobre lo ocurrido.

Al llegar a la escena de los hechos, un policía descubrió que Ospino seguía con vida y lo trasladó al hospital Universitario Erasmo Meoz en un taxi, donde hasta el cierre de esta edición se recuperaba de las heridas.

A la escena del crimen arribaron los investigadores del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, quienes se encargaron de adelantar la inspección en el lugar y el posterior levantamiento del cadáver que fue llevado a  Medicina Legal.

Por ahora, las autoridades investigan los móviles de este nuevo hecho de sangre en la ciudad.