Las tempranas rutinas en el Comando de la Trigésima Brigada del Ejército se paralizaron este jueves para darle paso a una gran celebración, que incluyó hasta una papayera militar. Se trató del recibimiento del universitario Víctor Julio Roqueme, rescatado sano y salvo, luego de 35 días de un penoso secuestro.

Los incansables abrazos de su padre recibiendo con orgullo a su hijo, se mezclaban con la satisfacción y gestos de alegría del puñado de hombres que adelantaron la operación conjunta entre el Ejército, la Policía y el CTI de la Fiscalía, que ubicaron y trajeron de nuevo a la libertad al estudiante desde una zona montañosa que colinda con San Faustino.

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Precisamente, cuando los bombos y platillos dejaron de sonar, los gritos de la mamá y demás familiares de Roqueme retumbaron  en la Brigada tras ingresar corriendo a reunirse con el universitario, de 20 años.

Luego, todo se convirtió en lágrimas de felicidad, abrazos, besos y agradecimientos a los encargados de la operación de rescate.

Unión de esfuerzos

Desde que se conoció el secuestro de Víctor Julio, ocurrido el pasado 28 de septiembre en el Anillo Vial Occidental, su familia junto a las autoridades  iniciaron una rigurosa labor para tener el mayor acercamiento de la ubicación del universitario.

Víctor Roqueme, papá del joven, aseguró que con ayuda de sus amigos empezó a conocer datos de la posible ubicación de su hijo y de inmediato le transmitió la información al Gaula.

Por su parte, las autoridades adelantaban labores de inteligencia a través de la interceptación de llamadas y con la captura de unos presuntos guerrilleros del Eln en el Cesar, las pesquisas empezaron a arrojar las coordenadas sobre su real paradero.

Prueba de supervivencia

Abrazando a su hijo recién rescatado, el papá recordó los momentos amargos que tuvo que soportar cuando el pasado 11 de octubre recibió un video de supervivencia, en el que Víctor Julio le suplicaba llorando que lo sacara de donde lo tenían, porque sentía mucho miedo de que le pasara algo.

“Ahora, esto lo puedo mirar con mucho amor, pues no saben todo lo que aguanté al no poder mostrar esto (video) a mi familia, porque sabía que la destrozaría”, dijo el comerciante cucuteño.

Luego del video, los secuestradores le exigieron a los familiares 20 millones de dólares por la liberación del estudiante. “Esa gente estaba como loca, llamaba varias veces pidiendo toda esa plata que yo no tenía”, dijo.

Sin embargo, la confianza en las autoridades permitió adelantar la operación de regreso a la libertad.

El rescate 

Con la certeza de la ubicación de Víctor Julio, uniformados e investigadores emprendieron la riesgosa operación en la vía a Puerto Santander, en el sector Oripaya, hasta donde llegaron en camionetas.

Sobre la medianoche del miércoles, veintidós hombres que tenían la misión de rescatarlo caminaron seis horas hacia las montañas que limitan con San Faustino.  En el sitio, dos secuestradores lo custodiaban y mantenían encadenado de pies, manos y cuello, dentro de un cambuche.

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Los dos captores, al percatarse de la presencia de los uniformados, huyeron en medio de un intercambio de disparos, dejando abandonada a la víctima.

“Sentí miedo de que me mataran en la reacción, pero cuando ya vi al Ejército y a la Policía y me quitaron las cadenas, supe que ya estaba libre”, dijo el rescatado.

El joven confesó que muchas veces pensó en escaparse, pero sus captores ya le habían advertido que le dispararían en caso de que lo  intentara.

En sus días de cautiverio pasó hambre, sed, frío y sintió temor a morir secuestrado, lo cual, lo hacía llorar constantemente y muchas veces a escondidas de los secuestradores, porque les fastidiaba verlo llorar.

Lo último que supo Víctor Julio antes de su rescate es que los captores estaban pensando en cambiarlo de sitio.

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Por ahora, las autoridades atribuyen este secuestro extorsivo a la delincuencia común.

Otro 

Esta semana se han registrado dos rescates por parte del Ejército y la Fiscalía. 

El primer hecho ocurrió en  el municipio de El Carmen, donde fue rescatado William Balmaceda, un desmovilizado del Eln.