Una semana después de ocurrir el aberrante abuso sexual contra una niña de 11 años en la vereda Caño Indio (Tibú), aún no se conocen detalles de las pruebas de ADN que podrían esclarecer quién sería el autor del hecho.

El pasado 27 de diciembre, recién ocurrió el abuso de la menor, quien fue manoseada y recibió el semen de su agresor en el cuerpo, un soldado fue señalado como presunto responsable del ataque sexual; sin embargo, un día después se conoció que otro hombre, habitante de esta zona, también era sospechoso.

La mamá de la víctima aseguró ayer que no tenía cómo demostrar que un militar habría abusado de su hija mientras ella se dirigía a una tienda, distante quince minutos de su casa.

“En ningún momento señalé que fueron ellos (el Ejército) ni estoy segura, ni tengo pruebas, ni tengo testigos, no sé…”, dijo la mujer.

Sin embargo, resaltó que según las descripciones que dio la niña, el abusador llevaba puestas prendas militares, pasamontaña, botas pantaneras y portaba un fusil.

La mamá de la menor dijo que no tenía la facultad para señalar a un responsable, pero insistió en que dejó el caso en poder de la Fiscalía General de la Nación para que investigue y se identifique al autor.

Según se conoció, la Fiscalía ya tomó muestras de sangre a cinco soldados que estaban en Caño Indio en el momento del hecho para compararlas con la prueba de ADN del semen que le hallaron a la menor de edad.

De no encontrarse el responsable del hecho en estas pruebas, el organismo acusador procederá a tomar los exámenes de otros 30 uniformados que hacen parte del pelotón que estaba en la vereda con el objetivo de descartar si alguno tiene responsabilidad en el abuso sexual. La próxima semana podría conocerse el resultado de los primeros estudios que ayuden a esclarecer el hecho.