Una nueva novela de terror se escribió este fin de semana en el Catatumbo. Cuatro hechos tiñeron las calles de rojo y les devolvieron a los habitantes del Tibú el miedo de vivir en una zona de conflicto, en donde los grupos armados y los cultivos de coca, siguen implantando su ley.

El epílogo de la serie de acciones violentas se escribió este domingo sobre el medio día, cuando en una operación contra ‘Los Pelusos’, murió el capitán Víctor Manuel Benavides Hernández, quien recibió dos disparos, uno en el abdomen y otro en un brazo. 

Según el informe oficial, el atentado contra el uniformado se dio cuando este lideraba la revisión de una vivienda en el sector de Pan de Yuca, de la vereda Betania de Tibú, en donde presuntamente habían explosivos propiedad de dicha organización criminal.

A pesar de ser trasladado a Cúcuta de forma urgente en helicóptero y de recibir atención inmediata en la clínica San José, el jefe de la Sijín en Norte de Santander no soportó las heridas y cuando promediaban las 2 y 40 de las tarde, se confirmó la muerte del mismo.

En las afueras de la institución médica, tres vehículos de la Policía y un sin número de policías con y sin uniforme, despertaron la curiosidad de los transeúntes, que uno a uno preguntaban a quién habían matado.

“Es un repudiable acto de barbarie que enluta a una familia y a toda nuestra institución. Daremos con el paradero de los asesinos”, sostuvo el director general de la Policía Nacional, general Jorge Hernando Nieto Rojas, quien lamentó la muerte de Benávidez, que tenía 35 años y era padre de dos pequeños niños.

Por su parte, el comandante encargado de la Policía Norte de Santander, coronel William Arias Valencia, agregó que “la Policía no desfallecerá ante estas adversidades y seguirá en la lucha contra la criminalidad”.

Pero este lamentable hecho solo fue el puntillazo final de un fin de semana que dejó seis asesinatos en el Catatumbo. El tercer capítulo de violencia se registró el sábado en la noche, cuando tres balazos le quitaron la vida a Diego Fabián Rojas Álvarez. Al parecer, según relataron algunas personas a La Opinión, el joven de 20 años se encontraba en el andén de su casa, en el barrio La Unión del caso urbano de Tibú, cuando dos sujetos llegaron en una moto y le dispararon.

Las autoridades están investigando los móviles del asesinato. Por ahora, lo único que se sabe es que Rojas vivió un tiempo en Cúcuta y de nuevo había regresado a vivir a su natal tierra tibuyana.

Los cuatro asesinatos pendientes se habían escrito con tinta roja el viernes. El capítulo dos de esta historia de muerte tuvo como protagonista a Davinson Arley Barbosa Rincón, un joven, también de 20 años, que se dedicaba a raspar coca y que fue asesinado a tiros sobre la vía que comunica a Tibú con La Gabarra.

Las autoridades y la comunidad tibuyana se enteraron de esta muerte, cuando apenas se sobreponían a la masacre de tres venezolanos, quienes al parecer murieron por un ajuste de cuentas entre raspachines, actividad que estarían ejerciendo desde hace algunos meses. Iraní Coromoto Morillo Rodríguez, Yeiber José Hernández Muñoz y Nelson Segundo fueron baleados cuando estaban en una vivienda en la invasión La Isla de Tibú.

Frente a estos episodios de violencia, el personero de Tibú, Richar Claro, calificó como precocupante la violencia que se está viviendo en el municipio