Víctor Andrés Durán Sánchez, Carmito, tendrá que responder por el homicidio de Carlos Arturo Calderón Pabón, ocurrido el 24 julio del 2019 en El Zulia, cuando fue asesinado al poner resistencia a un robo.

Los líos de microtráfico y los robos que cometía Carmito, fueron claves para que los testigos del homicidio de Calderón, lo identificaran fácilmente.

Desde el momento del crimen, cuando la víctima, de 57 años y papá de un uniformado de la Policía Metropolitana de Cúcuta, murió a balazos, luego de que dos hombres entraron a robar en la tienda que él tenía en su casa, el CTI de la Fiscalía y la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía, adelantaron rigurosas investigaciones para identificar y capturar a los responsables.

Los investigadores judiciales recopilaron la información en la escena del crimen, en la vereda Pedregales de El Zulia y conocieron las versiones de dos testigos que señalaron a Durán como el autor del hecho.

“Él, (Carmito) era conocido por farmacodependiente, expendedor y por ladrón. Lo vieron salir por la parte de atrás de la casa. Se hicieron labores de reconocimiento fotográfico y lo señalaron como el autor del homicidio”, dijo una fuente judicial.

El martes, a las 3:00 de la tarde, las autoridades llegaron hasta el barrio La Ayala de El Zulia, donde estaba Carmito, de 25 años, y con orden judicial, lo capturaron. En su vivienda tenía varias dosis de marihuana.

Según se conoció, Carmito es mecánico de motocicletas y vive en El Zulia. Además, presuntamente, es expendedor y consumidor de drogas.

“Con los señalamientos de las fuentes humanas, los investigadores tramitaron la orden de captura contra Durán por homicidio, por lo que de inmediato empezaron a buscarlo para detenerlo”, señala el informe oficial.

El homicidio

A las  7:00 de la noche de ese miércoles, Calderón estaba en una de las habitaciones de la casa viendo televisión, mientras que su compañera descansaba sentada en el comedor, ubicado en el porche cubierto de la casa.

Cuando la mujer vio que entraron los dos atracadores, alertó a Calderón, quien de inmediato se asomó para ver qué sucedía.

Uno de los hombres era de contextura robusta, estatura media y vestía camisa amarilla. El otro, de piel trigueña, delgado y llevaba una camisa negra y una gorra oscura (Carmito).

Calderón  reaccionó tomando un palo de madera, que guardaba sobre la reja de una ventana, y enfrentó a los desconocidos forcejeando  con ellos, mientras su esposa observaba inmóvil.  Los delincuentes lograron sacar al hombre de la habitación a empujones hasta el porche, donde le dispararon a la cara, frente a la mujer y luego escaparon cruzando el canal de riego.