Los cuerpos habían sido hallados en trochas.
Reconocen dos cadáveres por la ropa y los tatuajes
Como Diover Rafael Morales Monroy, de 15 años, fue identificado el menor de edad encontrado muerto la madrugada del pasado domingo, en El Palmar, Villa del Rosario.
Así mismo, Joel Alfonso Camacho Campos, de 22, fue reconocido por sus familiares luego de que corriera igual suerte la mañana del viernes en la trocha Los Mangos de La Parada.
“Me lo asesinaron injustamente. Nos dimos cuenta de que era él por los tatuajes que tenía en el brazo y en su mano”, dijo ayer, Janeth Monroy, mamá de Diover Rafael.
Según su familia, el adolescente trabajaba desde mayo en La Parada como trochero (quien carga maletas de un lado para el otro a través de pasos ilegales).
Un hermano de Diover, contó que unos hombres agarraron a su ser querido y a un compañero.
“No sé por qué lo mataron porque nosotros todo el tiempo andábamos juntos. La última vez que lo vi fue el sábado, cuando la frontera estaba cerrada y era la 1:00 de la tarde. Él me dijo ‘espéreme que voy a llevar este saco (maleta) y regreso’. Y arrancó con un amigo de nosotros, quien sí volvió”, contó el familiar.
Y añadió: “Mi amigo me dijo que los agarraron y les pusieron las camisas en la cabeza. Luego, llegó un carajito (niño) de 12 años, y señaló a mi hermano como trabajador de los paramilitares y enseguida, los dividieron. Él dice que lo golpearon muchísimo y escuchó cuando esos hombres le dijeron a mi hermano que ojalá dejara bastante dinero, para que de ahí sacarán para su entierro’”, contó el familiar.
Aunque desde esa tarde, Diover estaba desaparecido, su hermano guardaba la esperanza de que lo soltaran con vida.
“Hasta que el lunes que salió la foto de los tatuajes supe que era él. Ahí fue cuando pude llamar a mi mamá quien reside en La Fría (Táchira)”, dijo el hermano.
A su turno, la madre añadió que al recibir la noticia su hijo le dijo que tuviera mucha fortaleza porque Rafael estaba muerto. “No supe dónde quedé”, dijo ella.
El otro caso
Joel Alfonso Camacho Campos, de 22 años, era de San Felipe, Yaracuy, y desde hacía tres años estaba en La Parada. Según su familia, trabajaba como carretillero.
La última vez que la compañera sentimental de Joel Alfonso, lo vio con vida, fue el pasado jueves, a las 3:00 de la tarde, cuando iba con su carretilla cargada de unas cajas.
“Lo esperé toda la noche y no llegó. Empecé a preguntar en su grupo de amigos y no daban razón. Fue al mediodía del viernes, que un amigo me preguntó cómo estaba vestido y cuando le dije me avisó que lo mataron esa mañana”, dijo la pareja.
El joven dejó un bebé de dos meses. Mientras estuvo en su ciudad natal, trabajo en construcción.
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