Por tratar de robarle el celular al papá de (*) Wilson Herrera Mejía, de 14 años, un atracador le disparó al menor por la espalda y lo mató.

El viernes, a las 9:30 de la noche, padre e hijo estaban sentados frente a su residencia, ubicada en la avenida 11 número 12-92 del barrio El Contento. Por costumbre, la familia saca sillas a la calle y se sientan a dialogar o  hablan con vecinos, mientras llega la hora de dormir.

Esa noche, todo transcurría en la misma normalidad hasta que apareció un motorizado en contravía que se detuvo frente al padre de Wilson, quien lleva el mismo nombre de su hijo. Enseguida sobrevino la tragedia.

El padre dijo a La Opinión que el sujeto, sin bajarse de la moto, ni quitarse el casco, le exigió que le entregara el celular que él tenía en la mano.

“El tipo estaba  azarado y miraba para todo lado y no agarraba el teléfono  y me apuntaba… entonces salimos corriendo para adentro de la casa cuando  sonó el tiro”, recuerda el padre sobre aquel angustiante momento.

Enseguida vinieron las últimas y lamentables palabras de Wilson “Papá, me dieron”. El menor de edad recibió un certero disparo por la espalda que le comprometió el corazón.

Sin lograr su propósito el asesino escapó con las manos vacías nuevamente en contravía por la calle 13. Según testigos, se desplazaba en una motocicleta Vera socialista, negra, y en su afán se le apagó la moto, pero logró encenderla.  

Wilson fue trasladado por sus familiares en un taxi a la Unidad Básica de Puente Barco, pero murió en el camino en brazos de su padre.

Escapó

El capitán Rafael Garzón, comandante encargado del primer Distrito de la Policía Metropolitana, dijo que de acuerdo a las investigaciones adelantadas por la Sijín  el atracador, de contextura delgada y moreno,  llevaba un revólver calibre 38, niquelado, y logró fugarse, pese a la reacción de búsqueda en varios sectores del centro de la ciudad y de la zona del Cementerio Central.

Según el oficial, el delincuente no se acercó lo suficiente al padre de Wilson y por ello se le dificultó tomar el celular, situación que lo habría desesperado y terminó por disparar cuando vio que salieron corriendo hacia adentro de la casa.  

“El señor le respondía al sujeto que se calmara, que bajara el arma y no fuera a disparar y tal vez en un descuido fue cuando corrieron para la casa”, señaló el capitán Garzón.

Wilson, nacido en Cúcuta, cursaba séptimo grado en el colegio militar Gustavo Matamoros D´costa. Era el tercero de cuatro hermanos.

“La bala le partió el corazón en dos”, agregó en medio de su dolor el padre del menor, quien ayer en la tarde esperaba en la morgue del Instituto de  Medina Legal a que le entregaran el cadáver de su hijo para darle sepultura. La velación se efectúa en la que fue su residencia.

(*) Foto e información publicada con autorización del padre.