Lo último que hizo el sargento del Ejército Jimmy Alberto Acosta Sanguino, de 35 años, antes de ser asesinado, fue matricularse para cursar el último semestre de Derecho en la universidad Libre, poner a estudiar  Medicina a su esposa, e intentar pagar una deuda que tenía con un cambista amigo.

A las 8:30 de la noche del viernes, Acosta se encontró con su amigo en la calle 13 del barrio Esperanza Martínez, para pagarle  dos millones de pesos que le debía desde hacía dos meses.

Luego de que los dos conocidos conversaran durante 45 minutos, dos hombres arribaron al lugar en una moto venezolana marca Empire Owen, color rojo y le dispararon por la espalda al militar en al menos cuatro oportunidades.

El acompañante del sargento corrió a esconderse en la casa de su compañera sentimental al percatarse del ataque contra Acosta Sanguino.

Un hermano de la víctima arribó hasta la escena del crimen y trasladó a su pariente a una clínica, adonde llegó sin vida.

El comandante operativo de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel Carlos Lineros, aseguró que se adelantan las investigaciones del crimen para esclarecer el hecho.

Dijo que se desconoce cualquier amenaza contra el militar.

Acosta Sanguino era natural de Curumaní (Cesar) pero desde los 9 años llegó a vivir a Cúcuta.

El suboficial, orgánico del Batallón de Apoyo y Servicios para el Combate Nº 30 Guasimales, estaba adscrito a la Trigésima Brigada del Ejército.

El militar hacía parte de la asesoría jurídica de la unidad.

El Ejército lamentó el homicidio del uniformado que llevaba 15 años de servicio en la institución, a través de un comunicado de prensa.

La familia de Acosta lo recordó como un hombre trabajador, honesto y entregado a su familia.

“Era el motor de la casa. Le dio estudio a sus nueve hermanos”, dijo el papá de Acosta.

La Opinión