A Ever Eduardo Sandoval Otero, de 41 años, lo delataron los nervios cuando un grupo de uniformados de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) lo interceptaron mientras conducía un taxi en el que transportaba un kilo de marihuana tipo cripy.

El procedimiento se produjo en la avenida Las Américas, con previo aviso de un informante de la Policía, que alertó que Sandoval llevaba la droga en el vehículo de servicio público.

Al notar la actitud sospechosa de Ever Eduardo, los policías adscritos al grupo Cobra, adelantaron de inmediato una rigurosa inspección del vehículo, hallando una caleta en el baúl, en la que estaba escondida la hierba.

De acuerdo a las investigaciones de la Policía, al parecer la marihuana iba a ser distribuida en los sitios de expendios o en las casas, que son utilizadas como fachada para la venta de drogas, conocidas como ollas, en la comuna seis, específicamente en los barrios Carlos Pizarro, El Salado, La Ínsula, entre otros.

Según las autoridades, con la incautación de la marihuana se evitó que las organizaciones de microtraficantes la comercializaran con un valor de $900.000.

Sandoval Otero quedó a disposición de la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía y luego de ser presentado en audiencia judicial, un juez lo envió a la cárcel para que responda por el delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.

Los Copetes

Recientemente, la Mecuc capturó a César José Grateron Fuentes, de 25 años, señalado de pertenecer a la banda de microtraficantes conocida como Los Copetes, que se dedicaba a la venta de drogas en parques y cerca de los colegios de los barrios Ceiba ll y Guaimaral.

Asimismo, a finales de abril, la Policía desarticuló esta banda, integrada por 12 hombres y una mujer que tenía un imperio de microtráfico en esta zona de la ciudad.

Grateron tenía orden de captura vigente por los delitos de concierto para delinquir, porte ilegal de armas y tráfico de estupefacientes.

El coronel Javier Barrera, comandante de la Mecuc, aseguró en ese momento que los expendedores de drogas se ubicaban debajo de un palo de una cancha conocida con el mismo nombre de la banda, donde aprovechaban para comercializar la droga.