Un grito de auxilio desde la esquina de su casa, alertó a la mamá de un menor de 15 años de la tragedia que minutos después ella misma presenciaría, cuando un desconocido asesinara a su primogénito de un disparo.

“Ábrame la puerta mamá, ábrame”, son las palabras que aún retumban en la cabeza de Mary Eufemia Jaimes León, de 46 años.

A las 9:00 de la noche del jueves, el menor llegó corriendo hasta la puerta de su casa, ubicada en la manzana 40 lote 2 del barrio Claret (Atalaya), luego de ser perseguido por dos hombres que intentaron atracarlo.

Cuando la mujer quiso abrir la puerta, vio que uno de los asaltantes forcejeaba con su hijo, mientras su ser querido se resistía a que le robaran el celular.

“Le esculcaba los bolsillos; yo le grité que dejara a mi hijo quieto”, dijo la madre, en medio de lágrimas.

Desesperada, Jaimes buscó las llaves de la reja para poderle abrir al niño, cuando vio que el menor se tropezó y al levantarse, un hombre que estaba detrás, identificado como Darwin Bermont Beltrán, le disparó a la víctima en el pecho.

“Él se vino a mis brazos y cayó al piso”, dijo la mujer.

En shock, la madre corrió en busca de ayuda de los vecinos; al menor lo trasladaron en un carro hasta el Policlínico de Atalaya, donde murió por la gravedad de la herida.

Venía de una reunión de pastoral

Como todos los jueves, la víctima, estudiante de décimo grado del Instituto Salesiano, asistió a una reunión del grupo juvenil de pastoral del que hace parte por su vocación de servicio a la comunidad.

De regreso a su casa ocurrió el crimen.

El menor venía acompañado de una niña, pero en el camino se encontró con un pariente, por lo que se frenó mientras que la niña siguió su camino.

La víctima hacía parte de un grupo de servicio del colegio Salesiano.

Se preocupaba por sus vecinos y estaba siempre dispuesto a ayudar a los más necesitados.

“Él salía con los niños de Oasis (la fundación que cuida a las personas con VIH), a jornadas de recreación”, dijo la mamá.

Los vecinos del sector lamentaron la muerte del menor y pidieron a la Policía que aumente la presencia en el lugar, que constantemente es asediado por los consumidores de drogas, convirtiéndolo en un foco de inseguridad.

Después del crimen y en medio de la reacción de los uniformados, fueron detenidos los responsables del homicidio del estudiante de 15 años.

La comunidad intentó linchar a los capturados; atacaron la patrulla policial en busca de que los agentes bajaran a los hombres para tomar justicia por sus propias manos.

*La Opinión