La intuición de un experto en dactiloscopia (Sistema de identificación mediante la comparación de las huellas digitales) de que en los panfletos y en la caneca donde fue hallado un cadáver, la madrugada del 19 de enero, en la que fueron asesinados cuatro venezolanos, se podrían tomar pruebas dactilares para identificar a los responsables del macabro hecho registrado en La Parada, permitió armar el rompecabezas de esa trágica historia.

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El investigador adscrito a la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía Metropolitana de Cúcuta, no dudó en hacer la exploración, encontrando fragmentos dactilares y posteriormente, al usar un reactivo físico de polvo negro de humo, logró revelar los trazos de algunos dedos en los elementos probatorios.

Asimismo, en las hojas de cuaderno halladas por la Sijín en la chatarrería donde asesinaron a las víctimas, en las que se escribieron mensajes que decían: “guerrilla presente, fuera paracos”, quedaron huellas con sangre que también facilitaron el trabajo de los investigadores judiciales.

Sin descanso

Mientras que el sistema de dactiloscopia de la Sijín adelantaba la identificación de las huellas, los demás uniformados empezaron a buscar testigos en la escena del múltiple crimen, que tiñó de sangre esa madrugada de enero, en la que fueron hallados dos cadáveres en un caño, debajo de bolsas de aseo, uno entre una caneca y el otro frente a un lote cercano.

De esta manera, los policías hallaron un testigo que les contó que en la noche del crimen vieron a unos hombres sacando a unas personas en silla de ruedas y a otro cargando una caneca en una carretilla desde una chatarrería que queda a un costado de la autopista internacional.

Los testigos entregaron suficientes detalles con los que las autoridades obtuvieron un retrato hablado de uno de los sospechosos que participó en el sangriento hecho.

Gracias a esto, dos días después de la masacre la Sijín capturó a ese sujeto, quien decidió colaborar y contar todo, buscando un beneficio.

Los resultados

Cuando las huellas tomadas por el uniformado se verificaron en el Sistema Automático de Identificación Dactilar, arrojó la identidad de otro de los presuntos asesinos: Diego Antonio Piñango Martínez, venezolano.

“Uno de los tres fragmentos de origen dactilar revelado en las hojas de cuaderno con la descripción “Guerrilla presente, fuera paraco”, correspondía al dedo pulgar izquierdo de este hombre, demostrando científicamente que sus huellas tuvieron contacto con las hojas halladas en el interior de la chatarrería”, aseguró el investigador judicial.

Con las huellas como prueba, la Sijín tramitó con la Fiscalía una orden de captura contra Piñango y Ángel Guillermo Arias Cambero, a quien le dicen El Guajiro.

Asimismo, la Policía ubicó a Wrayan José Rivero Rodríguez, de 20 años, también como partícipe en el múltiple asesinato.

Según el comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel Javier Barrera, los capturados hacían parte de la banda delincuencial conocida como La Frontera, que delinque en La Parada y se dedica a cobrar extorsiones a los comerciantes de este sector de Villa del Rosario.

Al parecer, los cuatro venezolanos fueron asesinados por rehusarse a pagar las ‘vacunas’ impuestas por estos hombres.

Tres de las víctimas de la masacre fueron identificadas como Paul Alfredo Blanco Salas, de 34 años; Adlanyer Reinaldo Pinto Hidalgo, de 23; Gustavo Enrique Cayama Hidalgo, también de 23.

Del cuarto hombre se desconoce su identidad.

¿Cómo fue?

El macabro descubrimiento ocurrió cuando unos empleados del servicio de aseo de Villa del Rosario, fueron a recoger unas bolsas de basura y al alzarlas hallaron el primer cadáver, amordazado, amarrado de pies y manos y degollado.

De inmediato, corrieron hacia el puente internacional Simón Bolívar y alertaron a los uniformados del Grupo de Operaciones Especiales (Goes) de la Policía Metropolitana, que hacen presencia en la zona de frontera con Venezuela, sobre el hecho.

Al llegar, los uniformados notaron que uno de los cadáveres tenía un letrero escrito a mano en un pedazo de cartón con las siglas del Ejército de Liberación Nacional (Eln) con el mensaje: “fuera paracos”.
En medio de la oscuridad de la madrugada y un repentino frío intenso, miembros de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Mecuc arribaron para practicar el levantamiento de los cuerpos.

Cuando adelantaban la inspección, los investigadores encontraron una silla de ruedas en el separador de la autopista y alrededor, gotas de sangre.

Los policías siguieron el camino de sangre y descubrieron la escena del crimen en una chatarrería, donde fueron asesinadas las víctimas.

“En la chatarrería habían lagos hemáticos en diferentes lugares, de igual forma, un zapato que le faltaba en el pie derecho a una de las víctimas. Ahí se encontraron unos prerregistros de Migración

Colombia, cédulas de Venezuela y tarjetas. Se revisó todo el lugar y sobre una nevera dañada se hallaron unas hojas de cuaderno donde escribieron “Guerrilla presente, fuera paracos”, contó el investigador judicial.

De esta manera, la Policía logró capturar a los responsables de la masacre que alteró la tranquilidad de los habitantes de Villa del Rosario y que marcó una racha violenta en esta zona del área metropolitana de Cúcuta, ya que las víctimas fueron degolladas y amarradas.