La mujer que ardió de manera escalofriante la madrugada del miércoles en el parque de Ceiba II fue identificada por sus parientes.

Se trataba de Isbelia Ortega Yáñez, de 50 años, quien durante su juventud fue “una monja de bien”, según descripción de una prima que no se identificó.

“No había otra religiosa igual a ella, su devoción a Dios era tan grande, que su vida siempre inspiraba respeto a Él”, dijo.

Su descripción llega hasta acá. Ni ella ni otros parientes saben ni cómo ni por qué la mujer terminó horriblemente incinerada.

Según la familia, la mujer salió de su casa en el barrio Loma de Bolívar el lunes en la mañana. Salió como de costumbre, en busca de unos medicamentos, pero esta vez no regresó.

Mientras el día pasaba, su familia tenía la esperanza de que llegara a dormir, y aunque sospecharon que algo malo había sucedido, nunca pensaron en lo peor.

La noche fue más larga que el día. Cuando apenas amaneció, una de sus hermanas salió a formular ante la Policía una denuncia por desaparición.

Pero, ignoraba que poco antes, a las 4:30, su prima había muerto en una hoguera cuyo origen nadie conoce, ante la mirada impotente de vecinos madrugadores.

Los parientes de Ortega no saben qué pasó en el parque...

Se supo que desde 2009 la mujer estuvo internada 9 veces en el hospital mental Rudesindo Soto.

También, que estaba consumiendo un medicamento llamado Sertralina, al parecer un antidepresivo utilizado en pacientes adultos.

Una fuente dijo que la mujer sufría de depresión, enfermedad que puede llevar al suicidio.

Para la familia, no hay manera de que la mujer haya atentado contra su vida.

“Por el temor que ella le tenía a Dios, no nos cabe en la cabeza de que se haya matado”, dijo una de sus primas.

Los restos de la exmonja fueron enterrados en un cementerio de Los Patios en ceremonia privada.