Formulario de búsqueda

-
Domingo, 12 Marzo 2017 - 5:29am

La masacre que no le importó a la justicia colombiana

Cinco jóvenes fueron asesinados en marzo de 2014 en los límites entre Ureña y Cúcuta.

Archivo
Una pesadilla que no para viven las familias desde la masacre.
/ Foto: Archivo
Publicidad

Hace tres años las calles de Aguas Calientes (ciudadela La Libertad) se vistieron de luto porque a cinco de sus hijos les arrebataron el derecho a seguir viviendo. La rabia y el dolor de quienes los vieron crecer mientras jugaban, se avivan para esta fecha, cuando se cumple el tercer aniversario de su asesinato. Hoy, también continúa intacto el sentimiento de impotencia al saber que la justicia les dio la espalda.

Ese trágico domingo

El domingo 9 de marzo de 2014, cinco familias vivieron la peor pesadilla de sus vidas: tuvieron que desenterrar a sus hijos y esposos para repatriar sus cuerpos desde Venezuela, tras enterarse de que fueron masacrados y sepultados en los límites entre Ureña y Cúcuta, en el sector de Boconó, a orillas del río Táchira. Solo uno de seis jóvenes amigos que salieron con la intención de bañarse en el pozo Las Rocas, logró sobrevivir.

En los hogares de las cinco víctimas se mantiene la incertidumbre por no conocer la verdad y coinciden al pensar que la muerte de sus seres no le importó a la justicia.

Los parientes de Rubén Darío Hernández Jaimes, un exmilitar; Luis Ángel Flórez Rincón, un joven carpintero; Héctor Julio Gómez Leal, un obrero; Mario Enrique Santamaría Galvis, quien se preparaba para ser soldado, y Welman Fabián Nieto Coronel, vendedor de zapatos, conservan intactos sus recuerdos y todavía se preguntan por qué en Colombia la muerte de  personas inocentes no causa ninguna reacción.

Algunos de ellos, los padres de Santamaría, por ejemplo, no se atreven ni a mencionar el doloroso suceso, prefieren dejarlo en manos de la justicia divina. En estos tres años, transcurridos desde ese horroroso episodio, los hogares desintegrados tratan de cicatrizar el dolor que les causaron; lastimosamente la impunidad no les permite pasar la página.

Tratando de vivir sin ‘Nené’

Una de las más afectadas desde entonces es Deisy Yadira Daza Botello, esposa de Héctor Julio Gómez Leal, a quien le decían ‘Nené’. Su familia no logra superar esta dura prueba. Para ella y sus dos hijos perder a su ser querido ha sido la más fuerte tortura. “Yo estaba embarazada cuando lo mataron, mi hija ni siquiera conoció a su padre”, narra entre lágrimas.

Desde entonces, a su hijo mayor debe llevarlo al sicólogo “porque los episodios de agresividad han sido recurrentes desde que eso pasó. Él solo tenía 7 años cuando tuvo que despegarse de su padre”, sostuvo la viuda, quien ha tenido que esconder las fotos de su esposo para evitar las preguntas del pequeño.

“Él todo el tiempo me pregunta por ‘Nené’, yo no sé ni qué decirle y me derrumbo a llorar cada vez que lo hace. Mi hija pequeña solo lo conoce en fotos”. Ella ahora vive en casa de sus padres, no tiene recursos ni trabajo para mantener a sus hijos, mucho menos la ayuda del Estado.

‘La pena que nos persigue’

Alfirio Nieto Hernández, papá de Welman, quien hoy tendría 24 años y tal vez ya sería un guardián del Inpec como soñaba, dice que la Fiscalía nunca les dio una respuesta. Esa es la pena que los persigue.

“Solo decían que el caso lo enviaron a Bogotá a una oficina de Dirección de Gestión Internacional donde no han dado razón”. En octubre de 2016 fue la última vez que don Alfirio tocó las puertas del ente investigador, pero le dijeron que el crimen sucedió en Venezuela y que la investigación se transfirió a ese país. 

Tampoco saben a quién buscar, porque nunca los orientaron. “Parece que este caso a nadie le importa, si a la justicia colombiana no le interesa, menos allá en Venezuela”, dice el padre de Welman. “Lo que hicieron con mi hijo fue un secuestro en Colombia”, agrega, tratando de retener el llanto.

La hija de Rubén ya tiene 4 años 

Mientras don Alfirio se pregunta qué pasó; sentada en una banca junto a su abuela, la pequeña Yisel, su vecina de 4 años, escucha todo lo que le cuentan de su papá, mientras lo ve en un afiche. No pudo saber más de él porque se lo quitaron del lado cuando tenía un año. Xiomara Medina, su mamá, una joven de 22, aún mantiene los recuerdos de su esposo Rubén Darío, asesinado a los 23. Una carta, una cadena y el mejor de todos: el retoño de ese amor, su hija Yisel. 

Xiomara no sabe qué más hacer. Ha buscado en todas partes una respuesta de lo que pasó y nadie se la da. “Con Venezuela el contacto es casi imposible, empezando que ni sabemos a quién buscar. Como víctimas tampoco hemos sido reconocidos porque dicen que todo pasó en Venezuela, cuando a ellos se los llevaron fue de Colombia”.

Una visita al cementerio

Un poco más lejos de las otras familias y sin contener las lágrimas, llegó hasta el cementerio Luz Deisy Velazco para llevar al panteón de su hermano algunas flores. Luis Ángel Flórez Rincón tenía 20 años y murió sin cumplir su sueño de ser futbolista. Con tristeza y la voz entrecortada, la mujer decora con balones la tumba de su Ángel. La acompaña su hijo. Ella, mientras tanto, habla de lo difíciles que han sido los años tras su muerte.

Luz Deisy reconoce que es muy fuerte la rabia que siente la familia al saber que el mismo ministro de Defensa de esa época, Juan Carlos Pinzón, se comprometió con acompañar este caso. Tristemente eso nunca sucedió.

“Es un crimen atroz. Las autoridades colombianas se han puesto al frente. El derecho a la vida hay que respetarlo (…). Aquí estamos en la tónica de judicializar y de ejercer la Ley como debe ser y de capturar a quien realmente esté infringiendo la Ley”, fueron las palabras de Pinzón en marzo de 2014. Esas palabras se las llevó el viento.

Ahora todas las familias tienen, además de la tragedia, otra cosa en común: quedaron a la deriva, lamentando lo sucedido y con la impotencia de tener que reconocer que quizás los asesinos nunca responderán ante la justicia terrenal.

Desde hace tres años, el único consuelo que han tenido ha sido Dios. Sin falta, se reúnen cada año -como lo hicieron el pasado miércoles- para orar por sus almas, que quizás continúan sin descansar por culpa de la impunidad.

Todo empezó  el 7 de marzo

El viernes 7 de marzo seis amigos salieron de Aguas Calientes hacia el río Táchira. El plan era bañarse y pescar en un pozo, como acostumbraban hacerlo cada fin de semana.

Según algunas versiones conocidas en su momento, al llegar al río fueron señalados de haberse robado un combustible. Un pimpinero, tras acusarlos, habría llamado a hombres armados que supuestamente se presentaron como urabeños. Lo que se supo es que los obligaron a cruzar al lado venezolano, donde ellos mismos debieron cavar sus tumbas. Luego, los asesinaron, a la mayoría con tiros de gracia, y enterraron en dos fosas. Todo habría sucedido antes de la media noche.

Lo que se conoció sobre la persona que sobrevivió es que antes de que llegara su turno (para ser asesinado) logró huir. Ese joven, quien apareció la mañana del sábado, fue quien contó lo ocurrido. Al día siguiente el drama se vivió en la zona de la masacre.

El sobreviviente

Este medio quiso conocer sobre la suerte del joven que logró escapar de la muerte ese viernes. La Fiscalía respondió no tener “conocimiento de que haya sido declarado víctima y se desconoce si ha sido vinculado al programa de protección de testigos, aunque este se emplea básicamente para quienes han sido testigos de hechos ocurridos en Colombia”.

La investigación

Tres años llevan también los familiares de las víctimas buscando la reparación integral de la que habla el Estado, pero la respuesta que les dio la Unidad de Víctimas fue: “no se evidencian pruebas de que dicha afectación ocurriera en el contexto del conflicto armado (…). Los hechos victimizantes deben ocurrir dentro de la nación”.

La Dirección de Gestión Internacional de la Fiscalía le respondió a este medio el 12 de abril de 2016 que tras recibir el proceso en marzo de 2015, el mismo fue remitido a Venezuela, porque los hechos sucedieron en ese país, por lo que “las autoridades colombianas no tienen jurisdicción más allá de las mismas fronteras que delimitan el país”.

En oficio del 2 de mayo de 2016 la Fiscalía también le contestó a esta redacción que en “Colombia no se está investigando la desaparición forzada de ninguna persona en este caso específico porque el delito que se presentó fue homicidio y no desaparición forzada”.

Diana Paola Tarazona y Yesenia Mabel Ayala | La Opinión

Ayúdanos a seguir haciendo periodismo de calidad

Contribuye aquí
Publicidad
Suscríbete y recibe las últimas noticias de La Opinión

Comentarios

Publicidad
Publicidad
Economía
Artículo

Duque sostuvo encuentro con Lenín Moreno en la frontera

El mandatario sostuvo conversaciones con Lenín Moreno sobre diferentes temas.

Colprensa
Publicidad
Judicial
Artículo

Antes de morir, Ana Benilda Becerra salvó a sus vecinos

Un cortocircuito provocó la tragedia en el barrio La Castellana.

Archivo / La Opinión
Cúcuta
Artículo

La avenida del Río será más deportiva y familiar

El centro de pensamiento del Área Metropolitana tiene unos 61 proyectos estructurados para Cúcuta.

Cortesía/La Opinión
Publicidad
Pamplona
Artículo

COVID-19, en aumento en la región de Pamplona

Se conocen casos de gente de los municipios de la provincia y de Toledo que llegan a la región a hacerse la prueba de coronavirus. 

Roberto Ospino / La Opinión
+ Deportes
Artículo

La delegación regional que estará en la Vuelta al Táchira 2021

Tres equipos representarán a Norte en la edición 56 de esta clásica del continente. 

Cortesía
Publicidad
suscripciones
Publicidad
Judicial
Artículo

La muerte sigue rondando por La Parada

Jonathan José Seijas llegó hace unos meses a La Parada a trabajar pasando gente y mercancía por las trochas.

Cortesía
Cúcuta
Artículo

Desde hoy, alcaldía empieza a expedir paz y salvo de predial

La Secretaría de Hacienda informó que en esta oportunidad el documento se entregará mucho más pronto que años anteriores.

Archivo/La Opinión
Publicidad
Cúcuta
Artículo

Tercer toque de queda se cumplió dentro de lo presupuestado

En total fueron impuestos 843 órdenes de comparendo en la ciudad y el área metropolitana.

Cortesía / La Opinión
Ocaña
Artículo

La pandemia obliga a postergar los retiros espirituales

“No existen condiciones para el encuentro", Jairo López, presbítero de la catedral de Santa Ana.  

Archivo / La Opinión


Es el primer portal gastronómico de Norte de Santander, donde se resalta lo mejor de los sabores regionales, nacionales y mundiales.
Nuestros suscriptores cuentan con su propio espacio con privilegios y beneficios. Aqui puedes hacer parte de este selecto club.
Un espacio dedicado a las variedades y lo más impactante del mundo del entretenimiento. Encuentre aquí los personajes e historias.
La labor investigativa de nuestro equipo periodistico se congrega en esta sección dedicada a mostrar a profundidad y con más detalles de los hechos.
En este espacio nuestros clientes podrán promocionar su negocio o encontrar una propuesta que se adapte a sus necesidades.