En la sentencia proferida ayer por el Juzgado Segundo Penal Especializado de Cúcuta que condenó al cabo segundo del Ejército Daniel Eduardo Gómez Robledo a 20 años de cárcel, por la muerte del excombatiente Dimar Torres, la jueza solicitó a la Fiscalía seguir adelante con las indagaciones.

“Se insta al ente investigador en la búsqueda de posibles autores, diferentes a la persona que hoy se condena”, señaló en el sexto punto del fallo.

Dicha petición, se sumó con la expresada por el representante de la víctima, quien manifestó preocupación por los insuficientes avances en el esclarecimiento de los hechos dado que Gómez Robledo, llegó a un preacuerdo con la Fiscalía solicitando la terminación anticipada del proceso y aceptó los cargos por homicidio en persona protegida a cambio de una rebaja en la pena.

Cabe explicar que por esta vía, del preacuerdo, el suboficial evitó ir a un juicio oral y público y por consiguiente se omite el debate probatorio y se dicta de inmediato sentencia condenatoria.

Antes de ser aprobado dicho preacuerdo, acordado el pasado 9 de julio entre las partes,  la jueza preguntó al militar si lo firmó de manera, libre, consciente y voluntaria, respondiendo afirmativamente: “Sí, su señoría”.

La audiencia, que inició ayer a las 8:30 de la mañana, se cumplió de manera virtual, puesto que el cabo está detenido en un batallón de Bogotá, en enlace con la Fiscalía, abogados y delegados de la Procuraduría. 

Los familiares de Dimar Torres no estuvieron presentes, sin embargo un grupo de excombatientes del Partido FARC hizo presencia en la diligencia judicial, en acompañamiento al proceso, al igual que delegados de la Organización de Naciones Unidas.

La sentencia  contempla además que deberá pagar una multa de 1.333 salarios mínimos legales mensuales vigentes a favor del Estado, la prohibición para portar armas por el mismo periodo de la condena, sin  ningún tipo de beneficios adicionales.

El descuento correspondió al 50 por ciento en la pena por ser presentado antes del escrito de acusación en su contra.

 Cabo segundo del Ejército Daniel Eduardo Gómez Robledo.

Un oficial

Por este caso, también está llamado a responder el coronel Jorge Armando Pérez Amézquita (llamado a calificar servicios el 20 de mayo).

Este oficial habría tenido conocimiento de las acciones adelantadas por un grupo de militares que retuvieron a Torres y posterior a ello lo habrían asesinado intentando así esconder su cuerpo en un hueco que fue hallado por la comunidad durante su búsqueda. 

La muerte de Dimar Torres ocurrió el pasado 22 de abril en el sitio denominado como Carrizal del municipio de Convención. 

Aunque en un primer momento, el cabo afirmó que el excombatiente le intentó arrebatar su fusil esta versión fue desmentida.

“El informe de balística y el informe forense es totalmente claro que lo que dijo el cabo es mentira. A partir de ahí se han iniciado todas las investigaciones y hay un coronel investigado, y esperamos que si hay más personas, que han estado detrás de un acto que es un crimen, deban pagar”, señaló entonces el presidente Iván Duque.

La revista Semana reveló que detrás de la ejecución extrajudicial hubo un plan macabro.

“A ese ‘man’ no hay que capturarlo, hay es que matarlo porque no aguanta que se vaya de engorde a la cárcel”, escribió el oficial en un grupo de WhatsApp, que Gómez Robledo creó con el nombre de ‘Dimar Torres’ para reportar los seguimientos. 

 Excombatiente Dimar Torres.

Los hechos

Tras su captura, el cabo Gómez Robledo, oriundo de Bogotá, fue presentado ante el Juzgado Segundo Penal de Garantías del Circuito de Ocaña. Desde entonces, fue privado de la libertad.

La Fiscalía detalló que aquel día a las 5:20 de la tarde Dimar iba en su motocicleta Suzuki desde el corregimiento de Miraflores y en Carrizal fue detenido por el suboficial, quien lo cuestionó y recriminó. 

“Acto seguido, le apuntó con el fusil 5.56 e impactó en cuatro oportunidades, ocasionándole heridas mortales (malar y nasal de la cara, lateral escapular del brazo izquierdo, glúteo y muslo izquierdo). El cabo arrastró hasta la otra orilla el cadáver y regresó para llevar la moto hacia el matorral”, explicó el fiscal.

De acuerdo a la narración, el militar no contaba con la existencia de un testigo directo, que observó toda la escena donde Dimar estaba sentado (en la moto) y asustado por la acción del uniformado. Minutos después, se escucharon los tiros y avisó a la comunidad que se trasladó al campamento militar en donde encontraron la escalofriante escena del crimen.