La familia de Junior Alexander Carrascal Guerrero, de 19 años, recordó con dolor y nostalgia que si su ser querido hubiera estado el fin de año pasado en Medellín, donde trabajaba, no habría sido asesinado el 2 de enero en la trocha que lleva a Urimaco, en Cúcuta.

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“Él llegó el 15 de diciembre a pasar con nosotros y se devolvía la segunda semana de enero”, dijo Jhon Jairo Carrascal, papá de la víctima.

Junior Alexander decidió irse a un paseo de río a El Zulia, junto a un menor de 16 años, el 2 de enero, luego de que su amigo llegara a la casa a invitarlo.

Según se conoció, Carrascal y su acompañante iban a jugar un partido de fútbol pero los planes cambiaron para ir de paseo junto a otros amigos, que finalmente se arrepintieron de ir.

Los dos tomaron la vía por la trocha de Urimaco a bordo de una motocicleta marca Bera Socialista de placa AF7S47G; luego desaparecieron.

A pesar de la incansable búsqueda de las familias de los jóvenes que vivían en el barrio Antonia Santos, solo hasta el 15 de febrero las autoridades hallaron una fosa con dos cadáveres en Urimaco.

Veintiún días después, a través de la muestra de la placa dental, la familia Carrascal pudo reclamar el cadáver de su pariente en Medicina Legal, tras lograr la plena identificación con ayuda de las prendas de vestir que le encontraron.

En la tarde de ayer, familiares y amigos de Junior le dieron el último adiós.

Por ahora se espera que se logre la plena identificación del otro cadáver que fue hallado en la fosa.