De 50 casos de homicidios en 2015 en Villa del Rosario, para 2016 se llegó a 25, y en esta vigencia, van 6 casos, situación que fue destacada por el alcalde de Villa del Rosario, Pepe Ruiz, debido al control que se ejerce en esta zona fronteriza.

Según el mandatario, la crítica condición migratoria y el constante flujo de personas provenientes de Venezuela más que generar hechos delictivos ha despertado “una sensación de inseguridad”.

Aseguró que los hurtos siguen ocurriendo, cometidos por las personas que se dedican a ellos y que ya son conocidos en el casco urbano, aunque también reseñó la ingenuidad de algunos rosarienses que, sin querer, favorecen los robos.

Al respecto, citó el caso de motocicletas hurtadas y que, de acuerdo con el reporte de la Policía, “el primero dejó la moto con la llave puesta, a media noche, frente a su casa, y pasó el ladrón a llevársela”.

“Otro, aún más ingenuo, prestó la moto para darle una vuelta, a ver si la compraban, y la moto nunca regresó”, relató. “Dan ‘papaya’, pero nosotros ante eso hemos actuado”.

Para Ruiz, la instalación de 64 cámaras de seguridad blinda a los rosarienses y “los delincuentes pensarán dos veces antes de cometer un ilícito”.

Además, señaló que la llegada de 70 policías a La Parada y de un destacamento del Ejército a Juan Frío han sido fundamentales para mitigar la presencia de grupos armados organizados.

Sin embargo, manifestó que aunque el apoyo en materia de seguridad ha tenido avance, sigue el retraso en el cumplimiento de los compromisos del Gobierno Nacional para atender la frontera, especialmente en materia de salud.

Recordó el caso del puesto de salud La Parada, altamente consultado y colapsado, debido a la cantidad de migrantes “en busca de una pastilla”.

Advirtió que si el Gobierno Nacional no toma una decisión de ayudar a la zona de frontera, y toma en consideración que no solo se trata de cifras sino de seres humanos, se avecina una crisis, pues los hospitales carecerán de suficientes medicamentos, y los pacientes colombianos no recibirán la atención necesaria.

De otro lado, Ruiz enfatizó que la llegada de migrantes tampoco facilitó el establecimiento de invasiones, de las cuales solo hay tres en el casco urbano, y dos  de ellas serán desalojadas en próximas semanas.

“Se les advirtió que no construyeran, pero empezaron a edificar en ladrillo, y eso demuestra que pueden estar en mejores condiciones pero prefieren vivir de esa forma para hacer negocio”, puntualizó.

Habla la Personería

La personera de Villa del Rosario, Marly Álvarez, coincidió con Ruiz en que “las cifras muestran que estamos mejorando”, pero espera que la situación sea esta y no que la comunidad no esté denunciando.

Agregó que, en todo caso, las circunstancias fronterizas no alivian, según concluyó por una actividad adelantada la semana anterior en el puente internacional Simón Bolívar, para verificar niños trabajadores.

“Nos decían que era preferible estar allí, y no que ‘guarimbeando’, o comentiendo ilícitos”, contó.

En total, hallaron unos 12 casos de niños trabajadores, en poco más de una hora, y varias niñas venezolanas que pasan el puente solas, pero fueron retornadas a la Guardia Nacional Bolivariana. 

“Con los niños colombianos, encontramos un obstáculo y fue que los hogares de paso ya tenían cupos llenos”, dijo. “Son fenómenos a los que nos enfrentamos, pero seguiremos cumpliendo nuestra obligación”.