La noche del domingo, al momento del cambio de custodios y llamado a lista de los presos, en el Centro de Atención Inmediata (CAI) del barrio Aeropuerto, Miguel Alfredo Landaeta Urbina no respondió y el silencio fue la antesala de la muerte. 

El venezolano, de 52 años, ingresó a ese calabozo hace menos de una semana luego de que un juez lo envió a prisión por porte ilegal de armas y violencia intrafamiliar. Aunque el destino final era las instalaciones del Inpec en Cúcuta, debido a la decisión por parte de esa entidad de no recibir más reclusos, la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) determinó dejarlo en custodia en ese lugar.

¿Qué pasó?

Eran las 9:30 de la noche, cuando el policía encargado del CAI pronunció varias veces el nombre del extranjero y como no hubo respuesta, decidió asomarse y lo vio tendido en el suelo y sin signos vitales. De inmediato, se comunicó con sus superiores, quienes solicitaron la presencia de las unidades de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) y de la Secretaría de Salud.

Este medio conoció que ningún recluso quiso contar lo ocurrido dentro de la celda y solo se limitaron a decir que Landaeta tenía problemas de respiración.

El coronel José Luis Palomino, comandante de la Mecuc, aseguró que  “Cuando se le hizo la inspección técnica al cadáver se pudo observar que tenía un morado en el pecho, eso nos indicaría que lo habrían golpeado. De pronto hubo un problema entre los detenidos y terminaron pegándole”, explicó el coronel.

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Ante esto, el oficial ordenó una investigación exhaustiva para saber si era cierto y, además, determinar quién sería el responsable de ese hecho. El coronel Palomino también le solicitó a la Secretaría de Salud una prueba de la COVID-19 para descartar o corroborar esta enfermedad. 

Pese a ello, los funcionarios de salud determinaron que ante los golpes que presentaba era mejor que Medicina Legal le hiciera la necropsia y así tendrían mayor certeza de la causa de la muerte.

La captura

Miguel Alfredo Landaeta Urbina fue capturado por la Policía Metropolitana la mañana del miércoles 29 de abril, en la calle 13 con avenida 21, del barrio Caño Limó en Cúcuta.

Según se pudo conocer, Landaeta se encerró en un cuarto con su esposa y su cuñada y en un ataque de rabia y celos, le propinó un tiro en las piernas a cada una.

La mamá de las víctimas aseguró que no sabía por qué su yerno había reaccionado de esa forma y contó que solo tenían un mes de estar en su casa luego de no poder seguir su camino a Ecuador.

“Ellos siempre se encerraban en el cuarto a arreglar los problemas o a planear qué iban a hacer después de que pasara todo esto (pandemia). Pero, yo no escuché nada, solo vi cuando los policías sacaban a mis hijas heridas y a él (Miguel Alfredo) esposado”, señaló la mujer.

El hombre era padre de dos hijos de 14 y 13 años.