“Tengamos cuidado que nos deben estar apuntando (los militares venezolanos) y podemos terminar siendo más los muertos”. Así, en medio de la tristeza, la indignación, la rabia y el desespero, compañeros de trabajo y amigos de Libardo Fuentes Hernández esperaban bajo el inclemente sol de la mañana de ayer, desde la orilla colombiana del río Pamplonita, que el cadáver de su compañero llegara al territorio nacional.

Fuentes Hernández, de 63 años, quedó muerto en el puesto del conductor de una retroexcavadora, luego de ser atacado a tiros por uniformados del vecino país. El hecho ocurrió a las 8:30 de la mañana.

Según se conoció, la víctima atravesó el río Pamplonita junto a Gelar Barreto Gutiérrez, ambos empleados de la trituradora La Roca, ubicada sobre el Anillo Vial.

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Minutos después de que los dos obreros llegaran al otro extremo del río, aparecieron dos militares venezolanos y les dispararon de manera indiscriminada.

Barreto Gutiérrez, quien conducía una volqueta, se lanzó del vehículo mientras los militares le hacían dos disparos.

“Yo me tiré de la volqueta, levanté las manos y les pedí que no me mataran; gracias a Dios estoy vivo”, recuerda Barreto.

Con una distancia de diez metros, Gelar vio cómo un sargento del Ejército venezolano le hizo tres tiros a Libardo Fuentes, hasta acabar con su vida.

“En el tercer disparo, el vidrio de la máquina quedó teñido de sangre”, relata. 

Los uniformados se llevaron a Barreto hacia el territorio venezolano, caminando durante una hora, haciendo caso omiso de la petición de Gelar para que auxiliaran a su compañero de trabajo.

Desde ese momento estuvo en poder de las autoridades de Venezuela, hasta que el cónsul de Colombia en el estado Táchira intercedió por su entrega, que finalmente se dio al final de la tarde de ayer.

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Se quedó al otro lado de la frontera

A pesar de que el comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel Javier Barrera, arribó al lugar para iniciar las investigaciones, junto a funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, que iban a practicar el levantamiento del cadáver, fueron algunos funcionarios del CICPC venezolano los que adelantaron la inspección al cuerpo de la víctima. Los investigadores del vecino país, escoltados por militares, también se llevaron la retroexcavadora hacia su país.

Las autoridades colombianas establecieron que el cuerpo de Libardo quedó en territorio venezolano, por lo que no pudieron hacer nada para traerlo.

Versión venezolana

El comisionado de Seguridad Ciudadana del estado Táchira (Venezuela), Ramón Cabeza, aseguró que el hecho se presentó cuando los militares sorprendieron a los obreros “abriendo una trocha”.

Según Cabeza, en el lugar había un grupo de personas “y se presume que se presentó un intercambio de disparos en el que murió el operario de la retroexcavadora”.

Pronunciamiento de la cancillería colombiana

A través de un comunicado de prensa, la Cancillería lamentó la muerte de Libardo Fuentes y rechazó “el uso desproporcionado de la fuerza por parte de uniformados venezolanos contra el connacional”. Asimismo, exigió a las autoridades venezolanas que inicien cuanto antes las investigaciones para esclarecer el hecho. Además, le pidió a la Defensoría del Pueblo del vecino país que acompañe a las víctimas y a sus familiares. Hoy, una comisión conformada por la Cancillería, el cónsul colombiano y las autoridades de Policía junto a la familia de Fuentes, viajará al territorio venezolano para adelantar los trámites de la repatriación del cadáver. Además, se evaluará la acción humanitaria en la zona de frontera.