En menos de dos días, la Policía Metropolitana de Cúcuta capturó y entregó a las autoridades del vecino país, a tres venezolanos miembros de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Los Urabeños), que delinquían en la zona de frontera.

La detención más reciente fue la de Jonathan Mosquera Jaimes, alias Gago, de 32 años, quien era requerido por las autoridades de Venezuela por los delitos de homicidio y lesiones personales.

Mosquera fue capturado en el barrio La Unión de Cúcuta, por miembros de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín).

Tras la verificación de antecedentes judiciales con el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Venezuela, se estableció que ‘Gago’ estaba involucrado en un crimen registrado el 30 de agosto de 2015, en el barrio Cementerio de Ureña (estado Táchira). El homicidio, al parecer, se dio en medio de un enfrentamiento entre miembros de Los Urabeños que se disputaban el poder. En el hecho, además, resultaron dos personas heridas.

Funcionarios de Migración Colombia y de la Policía, expulsaron del país a Mosquera en el puente internacional Simón Bolívar que comunica a Villa del Rosario con San Antonio; allí, fue recibido por integrantes del Cicpc y del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería, Saime, de Venezuela.

El comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel Jaime Barrera, aseguró que se está investigando la responsabilidad de ‘Gago’ en varios homicidios registrados en Cúcuta en los últimos tres meses.

Segunda expulsión

En la mañana del sábado fueron expulsados de Colombia Favio Junior Velásquez Patiño, alias Comandante Favio, y José Lucio Quintero González, quienes estaban internados en una trocha del corregimiento La Parada (Villa del Rosario).

‘Comandante Favio’ es señalado por las autoridades del vecino país de comandar las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, con injerencia en los sectores de Llano Jorge, Sabana de Potrera, la invasión Libertadores de América, Tribunales de San Antonio y el municipio Bolívar.

La Opinión