En  2004 inició la construcción de la sede del Instituto de Medicina Legal en Cúcuta. En julio de 2005 se inauguró, e inició labores en diciembre del mismo año. Hoy, 13 años después, la sede en Corral de Piedra debe ser evacuada en su totalidad por graves daños en su estructura.

Así lo anunció, esta semana, Carlos Murillo, director de Medicina Legal en el nororiente del país, tras advertir sobre el grave peligro que corren los funcionarios dentro de la edificación de dos pisos, que podría estar en riego de colapsar a causa de fuentes subterráneas de agua que han debilitado el terreno, sumado a los recientes sismos que han sacudido a la capital de Norte de Santander.  

En su momento, la obra tuvo una inversión cercana a los $1.500 millones y poco se conoció sobre el estudio de suelos, con licencia de construcción 3058. 

En esta sede, en la actualidad se prestan los servicios de clínica forense que corresponde a los dictámenes de lesiones personales, sexológico forense y dictámenes de edad, embarazo y de estados de salud. 

También, los servicios de siquiatría, sicología, laboratorio de balística, biología, bacteriología y patología forenses, que corresponde a las necropsias médico legales. Junto con los servicios de identificación, odontología forense y radiología. Además, de la sección de histopatología, en donde se emiten diagnósticos a partir de tejidos recuperados para determinar la causa de muerte.

“Nosotros estábamos mirando si podíamos comprometer al constructor (privado) para que respondiera por los daños. Pero, el tema de seguros lleva más de 10 años, entonces ya no son aplicables. Ahora, lo que concluimos es que el problema está en el terreno”, señaló el funcionario. 

El año pasado fueron practicadas 541 necropsias solo para casos de homicidios (262 Cúcuta) y 200, por muertes en accidentes de tránsito (76 Cúcuta) en el departamento.

¿Para dónde van?

Según Murillo, algunos de los funcionarios y los servicios que prestan ya han sido adecuados en otras oficinas con el apoyo de la Gobernación de Norte de Santander y en gestión con la Alcaldía de Cúcuta y la Policía. 

Sin embargo, aún falta lo más importante que es la morgue.

El problema es que en Cúcuta y sus alrededores “no tenemos una morgue que nos sirva para trabajar. La más adecuada está en Bucaramanga y  trasladar los cuerpos sería algo grave. La única morgue que tenemos alterna es la del Cementerio Central, pero aún no está  adecuada”, indicó  Murillo.

La urgencia se manifiesta porque a partir de la otra semana no debe quedar nadie en la sede de Medicina Legal, así que “vamos a ver si montamos una morgue, algo muy provisional por unos días mientras se audita lo del cementerio, y estamos haciendo el llamado a la Alcaldía para ver si nos apoya para adecuar algunos sitios y ocasionar el menor traumatismo”, agregó.

Cabe resaltar que en la sede de Medicina Legal en Cúcuta funcionan dos  laboratorios (balística y biología forenses), únicos en ocho ciudades  capitales y muy importantes en el tema de las investigaciones. Tras cerrarlos, la ciudad correría el riesgo de perderlos.  

El tema es apremiante -dice- porque Cúcuta no se puede quedar sin Medicina Legal. 

¿Y la sede?

Lo más probable es que la sede no vuelva al mismo lugar, puesto que la solución sería tumbar para volver a construir, en esta área de 3.000 metros cuadrados. 

Pero, “no queremos construir donde está porque primero tocaría hacer una intervención de suelos muy importante, lo que sería muy costoso y no tendríamos los recursos. Por eso, estamos viendo otras alternativas”, dijo.

Entre estas, un  terreno que no riña con el Plan de Ordenamiento Territorial o con los vecinos. 

“Mi intención es que no se vaya ningún área, ni funcionarios. Por el contrario, en Cúcuta se necesita más personal y lo que queremos es el menor impacto posible”, finalizó el director en el nororiente del país. 

Contexto

La historia de Medicina Legal en Norte de Santander se pierde en el tiempo porque no existe sustento escrito alguno y además por la carencia de registros producto del incendio de la Gobernación de Norte de Santander (1989), en donde funcionaba la oficina de la Dirección de Justicia, y por la deficiente conservación de los archivos.

Tal vez, los recuerdos principales de la Seccional, en sus primeros años corresponden a las malas condiciones locativas y de trabajo para los funcionarios.

Inicialmente funcionó en un garaje alquilado en el barrio Latino, cerca de la cervecería Bavaria, en donde se atendía a los usuarios en muy precarias condiciones, mientras que se utilizaba la morgue del Hospital San Juan de Dios (Pamplona) para la práctica de las necropsias.

Uno de los comentarios obligados de quienes conocieron esta sede se refiere a las goteras que se presentaban en las épocas de lluvias.

Posteriormente, la oficina fue trasladada al Hospital San Juan de Dios, edificación centenaria, con un marcado deterioro locativo.

Al igual que la oficina, la morgue presentaba las mismas condiciones y sin las especificaciones propias, estando los peritos y técnicos expuestos a enfermedades infecciosas y a los riesgos de salud ocupacional.

Tras la construcción del edificio del Palacio de Justicia en Cúcuta se asignó una oficina (en un espacio de 72 m2) a la Seccional. El traslado a esta nueva sede se hizo realidad en 1990.

Para esa época, se inauguró el Hospital Erasmo Meoz, a donde se trasladó el sitio de la práctica de necropsias a una morgue que era compartida con la sección de patología del Hospital. La historia de la Seccional da un vuelco significativo con la llegada a la dirección general de Alfonso Cuevas Zambrano, quien asignó la partida presupuestal para la construcción de la sede propia para la Seccional Norte de Santander.

Con la colaboración de la Alcaldía de Cúcuta, se adjudicó a Medicina Legal un lote de 3.000 m2 en el sector Corral de Piedra, en donde funcionaba.