Guzmán Ochoa Pérez, exmilitar y comerciante de ganado, llegó acompañado de su esposa a una cevichería del barrio Latino, ubicada en la avenida 3 con calle 6 de Cúcuta.

La pareja ingresó y fue recibida por una gentil mesera. Eran las 4:30 de la tarde del martes y ellos eran los únicos clientes que estaban en ese lugar.

El hombre y la mujer se sentaron en el rincón derecho del local de comida de mar, justo al lado de las escaleras metálicas que llevan al segundo piso.

A esa hora, el televisor estaba encendido trasmitiendo un partido de fútbol. En la parte de afuera estaba un vigilante informal.

Guzmán, de 42 años, y su mujer, ordenaron dos ceviches y dos bebidas. La mesera subió a la cocina, le entregó la orden a la ayudante de cocina, se dirigió al refrigerador y cuando se disponía a bajar y a servirles a los clientes, no pudo.

El estruendo de varios disparos la obligó a meterse debajo de una mesa junto a su compañera.

Lo atacaron a bala

Mientras tanto, en el primer piso, las balas fueron directas a Guzmán. Dos, de tres hombres, que llegaron en tres motocicletas, se bajaron e ingresaron al establecimiento.

Los pistoleros al ver al exmilitar, le dispararon sin piedad, mientras que el tercero de los agresores se quedó en la entrada, pendiente de que no viniera la Policía y así sus cómplices pudieran cometer el crimen.

La víctima estaba armada, pero no logró reaccionar rápidamente ante la contundencia de los pistoleros. En su mano quedó su arma de fuego, la cual tenía permiso para porte.

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Los asesinos al comprobar que Ochoa Pérez había quedado agonizando, salieron a correr hacia la avenida 3, donde tenían parqueadas las motos y huyeron sin ningún problema.

Falleció en el centro médico

Guzmán Ochoa quedó desangrándose debajo de las escaleras, mientras que los gritos de su esposa se oyeron una y otra vez, pidiendo auxilio.

El hombre fue auxiliado y llevado en su carro a un centro médico, donde ingresó con al menos cuatro disparos, minutos más tarde falleció.

En la pared del lugar quedó la marca de dos disparos, uno más dañó el televisor y otro impactó en un refrigerador.

Sin amenazas

La Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) levantó el cadáver en el centro de salud e inspeccionó la escena del crimen, donde hallaron 4 proyectiles destrozados que podrían ser de un revólver.

Las autoridades conocieron que Guzmán Ochoa no tenía antecedentes ni tampoco conversó con su familia sobre amenazas o problemas.

No obstante, se pudo establecer que los investigadores siguen las pistas que puedan arrojar los últimos negocios en los que se desempeñaba la víctima, para saber si tienen algo que ver con el homicidio.

“La investigación de este crimen está en curso, apenas inicia”, dijo una fuente judicial.