La jornada electoral transcurría con tranquilidad para la familia Serrano. A la 1:00 de la tarde todo cambio. Un hombre se acercó como un fantasma, sin que nadie se percatara, y empezó a disparar.

El primero en caer por el ataque fue Uriel Toro. En sus manos tenía unas cervezas que acaba de traer para compartirlas con Wilson Serrano, la otra víctima grave.

Toro, hermano del alcalde del Tarra, José de Dios Toro, acababa de llegar. Estaba un poco tomado y cuando escuchó la música se acercó a la casa, habló unos minutos con su amigo y eufórico se fue por unas ‘águilas’. La bebida y los vidrios se regaron por el piso y se mezclaron con la sangre de  Toro, cuyo cuerpo quedó tendido en la  verja de la casa y fue trasladado en una patrulla de la Policía Metropolitana de Cúcuta al Policlínico de Atalaya y luego hasta el Hospital Universitario Erasmo Meoz.

El otro herido grave fue Serrano, que vive en la vivienda donde ocurrió el hecho en el barrio Cúcuta 75. Sus pies quedaron apuntando hacia la calle, pero su cuerpo dentro de lo casa. Su mamá, que terminó con un pequeño corte en una de las piernas, pensó que se le iba a morir en los brazos, lo vio muy pálido.

Serrano, de 28 años de edad y dedicado a la compraventa de automóviles y motocicletas, también terminó en el hospital universitario de Cúcuta, no sin antes pasar por el Policlínico de Atalaya.

Hasta el domingo, la situación médica de los dos era delicada. Pero el hecho pudo ser peor. En el lugar, justo en el momento del ataque, cinco niños jugaban entre ellos. Precisamente, una pequeña, sobrina de Serrano, recibió una herida en un brazo. El coronel Javier Barrera, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, dijo que aún no se tenía ninguna hipótesis sobre el ataque, pero que uno de los heridos era conocido como Lulo y al parecer tiene antecedentes judiciales.